Cuando Courtney Donaldson llegó al aeropuerto de Buenos Aires por primera vez en enero de 2012, sin conocer ni el lenguaje ni las costumbres de Argentina. Es más, no conocía a nadie en el país. Fue atraído por las canchas de polvo de ladrillo, algo que necesitaba su hijo, Jared Donaldson, para perfeccionar su juego. El tenista de 19 años, actual 122 en el ranking, estuvo dos años y medio aprendiendo a jugar en ese tipo de superficie y mejorando su golpe con top spin.

Lo que Donaldson aprendió en Argentina le permitió ganarle a David Goffin y a Viktor Troicki en el US Open antes de ser eliminado por Ivo Karlovic. Su desempeño en el torneo se llevó más de un aplauso. “Aprendí a darle más efecto a las pelotas y desarrollar construcciones de puntos más largos”, explicó.

La idea de instalarse en Argentina fue de su padre, dueño de una empresa de construcciones en Rhode Island que nunca jugó tenis. El empresario leyó un libro de Roger Federer en el que el suizo decía que había que entrenar en canchas bajo techo duras y en canchas de polvo de ladrillo a cielo abierto. Si era bueno para Federer, sería bueno para su hijo. Un amigo suyo conocía a Pablo Bianchi, un ex profesional que entrenaba a jugadores en Argentina, y organizó el viaje. “Lo adoptaron como si fuera uno más”, destacó.

Los Donaldson alquilaron un pequeño lugar para vivir en la zona de Núñez. Jared se entrenaba dos veces por día mientras cursaba la escuela secundaria online. Padre e hijo salían a comer y disfrutaban de las deliciosas parrilladas y las sabrosas empanadas. Gradualmente aprendieron suficiente español como para sobrevivir. Ambos asistían a espectáculos deportivos: partidos de fútbol (sobre todo si jugaba Boca), polo y tenis. Algunos meses llegaba su madre, Rebecca, mientras que su padre volvía a Rhode Island para estar con su hija. Con ella, el principal entretenimiento era visitar museos de arte latinoamericano.

Cuando Jared regresó a los Estados Unidos necesitaba ayuda para mejor su saque y contrató a Taylor Dent, experto en ese golpe. A partir de ahí su juego creció y mejoró su ranking.

Nadie sabrá nunca si el experimento en Argentina hizo de Jared Donaldson un mejor jugador de tenis, pero la familia lo ve como un gran éxito por otras razones. “Si él dejara de jugar al tenis ahora, mirará para atrás y verá una experiencia bastante buena. Terminó de crecer ahí”, opina su papá.