Samsung instó a los usuarios de su Galaxy Note 7 que entreguen sus dispositivos tan pronto como sea posible como parte de una operación destinada a limitar los daños causados por algunos de sus aparatos, que pueden incendiarse.
El mayor fabricante de "smartphones" del mundo dijo la semana pasada que cambiaría todos los Note 7 en 10 mercados, incluyendo Corea del Sur y Estados Unidos, un revés costoso para una empresa que contaba con reforzar sus ingresos con el teléfono en un momento en el que competidores como Apple lanzan nuevos móviles.
Las denuncias que apuntan a que las baterías de los teléfonos comenzaron a incendiarse mientras se cargan o durante su uso normal llevaron a la Comisión de Seguridad de Productos de Consumo de Estados Unidos a detener el uso del aparato. Las autoridades de aviación y las aerolíneas de todo el mundo también han emitido prohibiciones o pautas que impiden que los pasajeros enciendan o carguen el teléfono dentro de los aviones.
"Estamos pidiendo a los usuarios que apaguen sus Galaxy Note 7 y los cambien tan pronto como sea posible", dijo en un comunicado Koh Dong-jin, director del negocio de móviles de Samsung.
Para Samsung, la escala de esta revisión no tiene precedentes y supone un duro golpe a su reputación. Unos 2,5 millones de estos dispositivos que se han vendido en todo el mundo necesitan ser retirados del mercado, según la empresa, y algunos analistas dicen que el tema podría costarle a Samsung casi 5.000 millones de dólares en ingresos perdidos este año.
La empresa surcoreana está ofreciendo canjear todos los Galaxy Note 7 afectados por un móvil con una batería segura. (REUTERS)