- ¿Qué le hicieron cuando lo atraparon?

- De todo: le metimos piñas, patadas, algunos lo escupían, otros le pegaban con un palo... yo le tiraba piedras porque no me quería acercar mucho.

La mujer que describía cómo se vengaron de un supuesto ladrón -durante una entrevista con este diario hace algunas semanas- lo hacía sonriente. El entusiasmo de sus palabras y el brillo de sus ojos hablaban del orgullo que le había producido tener a un arrebatador entre sus manos. Se sentía valiente. Todos los vecinos habían participado de la golpiza, cada uno de ellos quería tener su anécdota para contar. “Nos sumamos todos porque estamos hartos”, aclaraba la mujer. El hartazgo: la justificación que se repite en todos los casos, que cada vez son más.

Hasta junio pasado, según varios fiscales, la mitad de los detenidos que llegaban a tribunales lo hacín lesionados por las golpizas que habían recibido por ciudadanos comunes. Las mismas fuentes confirmaron que esa cifra va en aumento y que, en algunos casos, ya llegan a ser la tercera parte.

Al ministro fiscal Edmundo Jiménez le costó dar una respuesta sobre este tema. Por un lado, comprendía esa sed de justicia que tiene la gente; y por otro, remarcaba que no es un accionar legítimo. “Los casos de justicia por mano propia son la consecuencia de una falta de respuestas tanto de parte de las fuerzas de seguridad como de la Justicia”, analizó.

“Esto es volver a lo primitivo, a una sociedad sin organización ni estructura. Hay que tomarlo con mucha seriedad porque (los casos en los que la gente reduce y golpea a los delincuentes) no son hechos aislados sino que se inscriben dentro de toda una falta de respuestas que exige la sociedad. Los reclamos de la gente son justos; no legales, pero sí justos”, expresó Jiménez.

¿Cuál es la solución? “Se necesita un trabajo conjunto serio entre el Poder Judicial y el Poder Ejecutivo, tomando conciencia de esta problemática y tomando estos hechos como un mensaje que nos está enviando la sociedad”, reflexionó. En ese sentido, reiteró que lleva un largo tiempo reclamando “por los distintos elementos que necesita la Justicia para tener esa capacidad de respuesta”.

Por el lado de la Policía, los uniformados suelen interceder para evitar que la gente lesione a los delincuentes, pero esa actitud suele ser interpretada con bronca por parte de las personas que participan de la golpiza. “La ciudadanía debe entender que, dentro del marco legal, ese es el trabajo de la Policía. Por supuesto que cuando sean testigos presenciales de hechos delictuosos pueden colaborar en el sentido de llamar a la Policía mediante el Sistema de Emergencias 911. Pero los ciudadanos deben preservar su integridad física”, recomendó el comisario Martín Galván, jefe de la Unidad Regional Capital.

“Estas actitudes del ser humano lleva a desencadenar tragedias. No es algo que surge de repente sino que se viene gestando, por la carencia de valores como el amor la paz desde el seno familiar y que impacta agresivamente en el medio que rodea a la persona que está decidida a descargar lo acumulado en situaciones como estas”, agregó.

El comisario Daniel Ruiz, jefe de los motoristas del 911 sentenció: “Últimamente hay más aprehensiones civiles que antes y ahora también se ve otra característica, que es la agresión hacia los presuntos delincuentes. Antes había pocos de estos casos, y no eran tan violentos”, planteó Ruiz.

El comisario explicó que a veces se vuelve difícil controlar a los grandes grupos de vecinos o transeúntes que están ensañados con algún arrebatador o mechera. “Los policías cuando llegan al lugar suelen encontrarse con una escena de mucha bronca y enojo hacia el sospechosos. Lo que hacemos es sacarlo de allí, en lo posible sin que lo lesionen. Pero a veces los vecinos no quieren entregar a la persona a la que aprehendieron”, dijo el comisario.

Y eso fue lo que pasó la semana pasada en el barrio Oeste II, donde los vecinos redujeron y golpearon a dos asaltantes, y luego se negaron a entregarlos a la Policía. Eso desató una serie de incidentes que terminó con balas de goma, gases lacrimógenos y el robo de un arma reglamentaria.

“Lo que se aconseja es que, si ven un hecho delictivo y logran reducir a alguien, que llamen inmediatamente al 911 y nuestros efectivos van a llegar hasta el lugar para encargarse de la situación; ellos se lo van a llevar hasta la dependencia policial más cercana. La persona reducida tiene que quedar en manos de la Justicia como lo indica la ley”, remarcó el jefe de los motoristas.

PUNTOS DE VISTA


No es algo nuevo
============07Q FIR Análisis (10630514)============
DRA. OLGA FERNÁNDEZ
DIRECTORA DEL HOSPITAL PADILLA
============02 TEX con Capitular (10630515)============
A la guardia del hospital Padilla suelen ingresar acusados golpeados y con distintos tipos de heridas. A veces tenemos la triste situación de que está el sospechoso con su familia y la víctima con la suya, lo que genera algún tipo de conflicto. Lo mismo pasa cuando llegan dos personas heridas que acababan de enfrentarse, acompañadas por sus parientes, y se genera una situación tensa. Eso nos sucede con frecuencia. 
Por lo general, las personas que cometieron algún delito y que han sido agredidos llegan con heridas de distintos tipos, muchos de ellos con heridas de arma blanca o de bala. Otros, en cambio, presentan fracturas y traumatismos. Incluso muchas veces sufren fracturas no por los golpes que les propinan sino por los accidentes que sufren en el intento de escapar.  
En el caso de los sospechosos golpeados en la vía pública, ya llegan presos, acompañados por policías. ¿Si esto es algo nuevo? No, para nada. Es algo que se viene viendo desde hace muchísimo tiempo. 


No es algo nuevo

Olga Fernández - Directora del Hospital Padilla

A la guardia del hospital Padilla suelen ingresar acusados golpeados y con distintos tipos de heridas. A veces tenemos la triste situación de que está el sospechoso con su familia y la víctima con la suya, lo que genera algún tipo de conflicto. Lo mismo pasa cuando llegan dos personas heridas que acababan de enfrentarse, acompañadas por sus parientes, y se genera una situación tensa. Eso nos sucede con frecuencia. 
Por lo general, las personas que cometieron algún delito y que han sido agredidos llegan con heridas de distintos tipos, muchos de ellos con heridas de arma blanca o de bala. Otros, en cambio, presentan fracturas y traumatismos. Incluso muchas veces sufren fracturas no por los golpes que les propinan sino por los accidentes que sufren en el intento de escapar.  
En el caso de los sospechosos golpeados en la vía pública, ya llegan presos, acompañados por policías. ¿Si esto es algo nuevo? No, para nada. Es algo que se viene viendo desde hace muchísimo tiempo. 

Puede resultar imputado

Gustavo Carlino - Abogado penalista

Una persona que golpea a un delincuente puede ser judicializada, absolutamente. La vida humana es un bien inalienable, tutelado por las normas y leyes vigentes; nadie está facultado para tomar en sus manos venganza o quitar la vida de otra persona. Eso es algo que ocurría cuando recién la humanidad se estaba desarrollando. 

Si una persona ejerce venganza por mano propia o hay una turba que le causa la muerte o lesiones graves a un delincuente, esa persona puede ser imputada por delitos como homicidio simple o lesiones gravísimas, de acuerdo al daño que haya sufrido el delincuente. 

No puede haber venganza por mano propia, la gente tiene que saber que puede ser imputada y que el Código Penal es muy duro ante esta situación. Puede haber una aprehensión probada pero el acusado debe ser inmediatamente entregado a las fuerzas policiales. Para eso está el Estado, que es el encargado de resguardar la seguridad.