La pasión por los motores como el fútbol no tiene limites. Es por eso, que un circuito local de Inglaterra festejó los 50 años de la conmemoración de su primer campeonato mundial conseguido en 1966 tras vencer a Alemania, con un evento muy particular: un partido de fútbol sobre cuatro ruedas.
Este encuentro pintoresco, se realizó en seis canchas donde la condición de jugadores fue compartida por los vehículos y sus competidores. Los ingleses fueron representados por autos de color rojos mientras que el equipo aleman por los de color blanco, donde legendarios pilotos del automovilismo y leyendas del futbol representaban a estos paises detras del volante, donde una pelota gigante fue el balón oficial.
Las reglas fueron sencillas; se permitia una velocidad máxima de 10 kilómetros por hora, el contacto entre coches era considerado como una falta grave que sansionaba con tarjeta amarilla y roja si se repetia.
El partido duró unos 30 minutos y contó con un árbitro profesional de la Premier League. El dinero que fue recaudado fue donados para la investigación contra el cáncer de próstta en el Reino Unido.
La pasión por los motores como el fútbol no tiene limites. Es por eso, que un circuito local de Inglaterra festejó los 50 años de la conmemoración de su primer campeonato mundial conseguido en 1966 tras vencer a Alemania, con un evento muy particular: un partido de fútbol sobre cuatro ruedas.

Este encuentro pintoresco, se realizó en seis canchas donde la condición de jugadores fue compartida por los vehículos y sus competidores. Los ingleses fueron representados por autos de color rojos mientras que el equipo aleman por los de color blanco, donde legendarios pilotos del automovilismo y leyendas del futbol representaban a estos paises detras del volante, donde una pelota gigante fue el balón oficial.

Las reglas fueron sencillas; se permitia una velocidad máxima de 10 kilómetros por hora, el contacto entre coches era considerado como una falta grave que sansionaba con tarjeta amarilla y roja si se repetia.

El partido duró unos 30 minutos y contó con un árbitro profesional de la Premier League. El dinero que fue recaudado fue donados para la investigación contra el cáncer de próstta en el Reino Unido.