A diferencia de lo que ocurre en la mayor parte del mundo occidental, en China el uso de internet está limitado a empresas de ese país. Así, mientras la mayoría de nosotros usamos aplicaciones y programas provenientes de distintas partes del planeta, en el país oriental se bastan con sus propios softwares, una estrategia del gobierno para controlar lo que sucede dentro de sus fronteras.

Se podría decir que cada programa que se populariza en el mundo, tiene su contraparte China. Aunque no tengan Facebook, Google o Twitter, tienen otros programas que alcanzan los mismos objetivos. Hasta acá, nada muy interesante. Pero la situación empezó a cambiar. Esos programas que empezaron siendo copias de otros, mejoraron y ahora es occidente quien quiere echar una mano y copiar a su par oriental.

La aplicación que está acaparando todas las miradas es WeChat, algo así como una superaplicación que reúne en sí las facilidades que ofrecen WhatsApp, Facebook, Skype, Uber, Amazon, Instagram y Tinder -por nombrar algunas- y otros servicios que todavía no tenemos, ni sabíamos podíamos tener. Aunque suene magnifico manejar casi toda nuestra vida a través de una gran aplicación, hay algo que tenemos que pensar: ¿queremos que una sola compañía sepa a qué hora nos despertamos, donde trabajamos, qué comemos, con quién salimos, qué compramos y a dónde vamos?