Una fisura en una de las paredes que da a los baños en escuela de Bellas Artes ha reavivado un conflicto que lleva años sin solución: el del edificio definitivo de este establecimiento que depende de la UNT. Esta semana la escuela de Bellas Artes ha modificado sus actividades para permitir que el departamento de Estructuras de la Facultad de Ciencias Exactas haga una inspección ocular programada en el interior del establecimiento, según lo confirmó su director, Jorge Gutiérrez. “Esto fue informado a los docentes, a los padres y a los estudiantes”, señaló.

En realidad, la aparición de la fisura se detectó al inicio del ciclo lectivo debido a pérdidas cloacales y agua potable. “En ese momento, pedimos a la Secretaría de Planeamiento que realizara una inspección; se hicieron varios trabajos y se descartó riesgo estructural”, confirmó Gutiérrez en alusión a algunos comentarios que circularon por las redes sociales que hablaban de hundimiento.

“La fisura se localiza en los muros de la planta baja; no hay réplica en los pisos superiores; esto indica que esta patología es localizada y se afecta sólo los muros de planta baja que no son portantes de los pisos superiores”, explicó Sergio Pagani, decano de Ciencias Exactas, quien ayer le entregó el informe a Patricia Rodríguez Anido, secretaria de Planeamiento y Gestión de Proyectos de la UNT. En ese informe, confirmó el decano, se sugiere “examinar exhaustivamente los desagües cloacales y pluviales a fin de reparar eventuales pérdidas y revisar las fundaciones de la estructura metálica superior, que no presentan signos patológicos”.

Los dueños de la propiedad (la escuela funciona allí desde 2011) poseen una empresa constructora; por lo tanto, confirmó Gutiérrez, ellos también hicieron una inspección en julio. “Lo que se detectó es que hay que cambiar totalmente las instalaciones pluviales y cloacales”, contó el director. Estos trabajos van a requerir que no haya asistencia a la escuela, por lo tanto, está previsto que se los realice durante las vacaciones de verano. Si es necesario -dijo- hasta podrían modificar el calendario de exámenes finales o pedir prestado aulas en otras dependencias universitarias.

Viejo anhelo

El problema con las cloacas se remonta al mismo momento del traslado de la escuela, que hoy alberga a unos 450 alumnos (educación media, profesorado y talleres nocturnos). En 2011, las clases se tuvieron que suspender en junio porque la red cloacal había colapsado en el edificio, que había estado sin uso durante dos años. Pero no terminó ahí porque en 2013, los estudiantes hicieron una sentada para protestar por esto.

En cada reclamo se ha venido colando la ilusión de tener edificio propio, al igual que el resto de las escuelas experimentales de la UNT. En 2009, se había anunciado que se construiría en una porción de la Quinta Agronómica; incluso el proyecto fue licitado, pero luego cayó por una impugnación.

“También se habló de que se la llevaría a un terreno de Horco Molle, sobre avenida Perón. Pero la comunidad de la escuela se quejaba porque no quería salir del radio céntrico por la cercanía con los museos”, expresó Marta Juárez de Tuzza, secretaria Académica.

Gutiérrez dice que se ha propuesto que antes de que finalice su gestión (le quedan tres años y medio) pueda conseguir el traslado. “Una escuela de Bellas Artes debería tener un verde esplendoroso a su alrededor”, opinó. Desde su óptica, la escuela debe ser concebida como “un centro de experimentación artística”. Y agregó: “estamos planteando alternativas posibles para la localización y la efectiva construcción del edificio”.

Por su parte, Rodríguez Anido confirmó que por el momento no hay posibilidades de traslado para la escuela y hay que reparar lo que surja. Pero dijo que estos últimos días habían estado analizando la posibilidad de reflotar el proyecto de la Quinta Agronómica, aunque reconoció que hay que actualizar precios y otros ítems.