Jane E. Brody / The New York Times

Se cree que si se les dijera a los padres de familia que hay una vacuna para prevenir cánceres futuros en sus hijos, ellos saltarían ante la oportunidad de protegerlos. Pero ese difícilmente es el caso para una vacuna que previene infecciones del virus del papiloma humano, o VPH, que causa cáncer. La vacuna, que funciona mejor si se administra entre los 11 y 12 años de edad, es la inmunización más subutilizada para niños.


El VPH es, por mucho, la infección de transmisión sexual más común en Estados Unidos: prácticamente, cada persona sexualmente activa se infecta en algún punto de la vida. El virus, en una u otra de sus variantes, causa más del 90% de los cánceres cervicales, así como la mayoría de los cánceres de vulva, vagina, ano, pene y orofaringe, que incluye la parte trasera de la garganta, la base de la lengua y las amígdalas. Causa también verrugas genitales.

Cada año, informan los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EU, alrededor de 14 millones de estadounidenses se infectan de VPH, en su mayoría adolescentes o adultos jóvenes. A la vez, también anualmente, un cáncer causado por el VPH se diagnostica en 17.600 mujeres y 9.300 hombres, con base en estimados.

Sin embargo, cuando uno de mis hijos fue exhortado para que le aplicara la vacuna del VPH a sus hijos, de 11 y 14 años de edad, él respondió: “¿Por qué? Ellos aún no son sexualmente activos”. Le recordé que no todo el sexo es consensual, y la exposición al virus no requiere de penetración. Sin embargo, su respuesta refleja un malentendido común entre millones de padres de familia sobre el valor de la vacuna y el hecho de que es más efectiva si se administra a preadolescentes, cuando la respuesta inmune es más fuerte y antes de que sean expuestos a una forma transgresora del virus.

Pero, para 2014, tan solo 40% de las jovencitas y 21% de los varones entre 13 y 17 años había recibido las tres dosis de la vacuna contra el VPH. En tanto, 88% de los varones y niñas habían sido vacunados contra el tétanos y 79% habían recibido la vacuna meningocócica.

Época de inmunización

La Sociedad Estadounidense del Cáncer actualizó el mes pasado su norma de inmunización para la vacuna del VPH, alineándola con el consejo emitido hace dos años por el Comité Asesor de Prácticas de Inmunización, de la rama federal. Si bien este comité consideró evidencia principalmente de estudios patrocinados por la empresa, la sociedad del cáncer vio estudios adicionales conducidos por investigadores independientes.

La sociedad también definió más cuidadosamente el efecto de la edad en la época de inmunización, encontrando menor efectividad con la edad que pone de relieve la importancia de la vacuna en etapas tempranas.

“Si la vacuna se aplicará a personas entre 22 y 26 años de edad, los médicos deberían informarles a los pacientes que es menos efectiva”, subrayó Debbie Saslow, directora de intervención de control de cáncer por la sociedad del cáncer. Reconoció, sin embargo, que igualmente no es aún muy tarde para inmunizar a estudiantes universitarios que no recibieron la vacuna cuando eran más jóvenes.

Prejuicios sexuales

Otro obstáculo para una inmunización más extensa del VPH es la errónea creencia de que eso promovería promiscuidad adolescente. No hay conexión directa entre la vacuna y la actividad sexual, ni razón para sugerirla, destacó Saslow, el principal autor de las normas actualizadas de la sociedad del cáncer.

Si bien una parte de la primera publicidad para la vacuna se centró en la prevención de enfermedades de transmisión sexual, dijo Saslow, “primero y sobre todo, esta es una vacuna para la prevención del cáncer. Múltiples estudios no han revelado un sólo impacto negativo en alguna medida de actividad sexual entre jovencitas a quienes se administra la vacuna del VPH. No se dice a los adolescentes que aprenden a manejar que no se pongan el cinturón de seguridad porque eso podría alentarlos a pasarse los semáforos en en rojo”.

¿Debe ser obligatoria?

El apoyo de padres de familia para que menores de 12 años sean vacunados contra el VPH ha sido débil, con tan solo uno de cada cinco creyendo que debería ser un requisito para ingresar a la escuela.

Varios estados han propuesto la vacunación obligatoria, en tanto una muestra nacional de 1.500 padres de familia con hijos de entre 11 y 17 años de edad mostró que la inclusión de una cláusula “de salida” casi triplicaría el apoyo de los padres de familia hacia un requisito ese tipo, con base en investigadores de la Facultad Gillings de Salud Pública Global en la Universidad de Carolina del Norte.

Procedimientos

El argumento más pernicioso en contra de la inmunización contra el VPH se relaciona con publicaciones en internet de historias de horror que no fueron documentadas y que algunos padres de familia atribuyen a la vacuna, no muy diferente de la equivocada atribución del autismo a la vacuna para combatir sarampión, paperas y rubeola. Ninguna de las versiones de severos efectos adversos que padres de familia habían vinculado con la vacuna del VPH ha sido sustentada por sólida investigación.

Los efectos secundarios más comunes son dolor local, enrojecimiento o inflamación en el sitio de la inyección intramuscular. Al igual que con otras vacunas aplicadas a adolescentes, a veces se dan desvanecimientos, y se debe aconsejar a los pacientes que se sienten o recuesten durante 15 minutos después de haber recibido la vacuna.

Las vacunas de tres dosis se deberían aplicar a niños y niñas de la siguiente manera:

La primera dosis idealmente debería aplicarse entre los 11 o 12 años de edad, pero puede aplicarse incluso a menores desde los 9 años o a adultos jóvenes hasta los 26 años.

• La segunda dosis, uno o dos meses después de la primera.

• La tercera dosis se aplica a los seis meses de la primera.

• La protección no está completa hasta que se reciben las tres dosis. Sin embargo, no hay un intervalo máximo; si alguna de las dosis se demorara, debería aplicarse a la siguiente oportunidad. No hay necesidad de recomenzar la serie.

Se puede administrar la vacuna con seguridad al mismo tiempo que se aplican otras vacunas, como la Tdap, vacuna meningococal o de influenza. Aunque la vacuna contra el VPH no debería administrarse durante el embarazo, no se ha demostrado aún daño fetal alguno cuando se descubrió embarazo luego que una o más dosis de la vacuna fueran administradas.

Hasta ahora, tampoco hay indicación alguna de que la protección de la vacuna disminuya con el tiempo. Individuos seguidos por hasta 10 años después de la inmunización no han mostrado señal alguna de menor protección, y no se requieren dosis de refuerzo.