BRASILIA.- Brasil se enfrentará desde hoy a un proceso histórico, el juicio político contra la presidenta, Dilma Rousseff, suspendida en el cargo desde el 12 de mayo, motorizado por el gobierno interino de su vicepresidente, Michel Temer, quien se pasó a la oposición y confía en la destitución de la ex aliada para continuar el mandato hasta el 31 de diciembre de 2018.
“Estamos viviendo un momento dramático de la historia de nuestro país”, dijo el presidente del Senado, Renán Calheiros, antes de ceder la conducción de los trabajos, hasta el día 30 o 31, al titular del Supremo Tribunal Federal, Ricardo Lewandowski, quien será el juez de una Cámara Alta que se convertirá en tribunal de enjuiciamiento.
El país aparece conmocionado por la batalla jurídica en torno a la Operación ‘Lava Jato’, que descubrió una red de corrupción en la empresa Petrobras y mantiene presos a políticos y empresarios de la construcción.
La mandataria está acusada de delitos de responsabilidad por haber alterado las prioridades de partidas presupuestarias y de valerse de los bancos públicos para pagar subsidios de productores rurales, algo conocido en Brasil como ‘pedaleada fiscal’ y que Rousseff califica como un motivo banal para asestarle un “golpe parlamentario”.
También parece estar en juego la revisión de un modelo desarrollista con inclusión social instaurado por Luiz Inácio Lula da Silva, quien logró en 2010 elegir a su jefa de Gabinete, Rousseff, y quien fue reelecta en 2014.
Todas las apuestas en el ámbito político de Brasilia y el empresarial-financiero en San Pablo indican que Rousseff será destituida, para lo cual se necesitan en el Senado dos terceras partes de los votos, esto es 54 sobre 81.
Según la hoja de ruta trazada, hoy, el viernes y, si es necesario, sábado y domingo, se escucharán a los testigos de las partes; y el lunes será el discurso de 30 minutos de la propia Rousseff, que será interrogada por sus acusadores y aliados. Afuera del Congreso, movimientos sociales y sindicales prometieron acudir para respaldar a la mandataria suspendida. El martes 30, cada senador podrá hablar por 10 minutos y luego será el turno de la acusación y la defensa.
Para intentar seducir a los pocos indecisos que quedan, los movimientos sociales calificaron de ‘golpistas’ a quienes aprobaron el expediente acusatorio. Lewandowski negó, en tanto, un recurso para anular el juicio.
La despedida
Dilma trazó un panorama de resistencia al gobierno de Temer, al sostener que su juicio demuestra que “la democracia no está garantizada” en Brasil. En su último acto en San Pablo, organizado por el Frente Brasil Popular, Rousseff se despidió de la militancia de la ciudad más grande de Brasil antes de que se inicie la megasesión en el Senado. (Télam)