El aroma de las hierbas envuelve los sentidos. El sonido de río se oye cercano como una ducha de agua helada. Lo mejor es hacer una pausa en la caminata para sentarse bajo los árboles y ver que el viento mueve las hojas, y se cuelan los rayos de sol, mientras el canto de los pájaros se repite por el eco de las laderas.
En las últimas dos semanas, la caminata a la cascada de Aguas Chiquitas comenzó a tomar un nuevo formato. Se trata de un sendero de 4,5 kilómetros (entre ida y vuelta) en medio de la selva de yungas. En algunos tramos, el camino tiene fuertes pendientes y de gran esfuerzo. Sin embargo, las obras de acondicionamiento del sendero, que incluyen perfilado del terreno, colocación de peldaños de madera, barandas, y cartelería de señalización permitirán que una mayor cantidad de gente (niños y adultos) puedan acceder a esa expedición. Se disminuye el grado de dificultad para las trepadas.
La recompensa del esfuerzo físico tiene, al final del camino, un regalo de la naturaleza: una cascada de unos 45 metros de altura, ubicada dentro de la reserva natural de Aguas Chiquitas, al norte de El Cadillal. La caída de agua, que nace de varias vertientes, forma a sus pies una laguna de agua cristalina.
El nuevo look del terreno se nota en el inicio de la caminata, donde el Ente de Turismo hizo instalar un pórtico de madera tallada con el nombre del lugar.
Esta semana concluyó la primera etapa de los trabajos y se calcula que en un mes estará listo para la apertura oficial. No hará falta hacer la caminata en compañía de un guía, porque la cartelería señala el camino a seguir con la recomendación de no salirse de la senda. Además, se pide a los visitantes que calculen bien los horarios de llegada y salida con iluminación natural. En el trayecto es posible cruzarse con otros aventureros que arrancan por la mañana para pasar el día en la cascada. Con mochilas en la espalda, suelen cargar mate en bombilla, termo con agua caliente, frutas frescas y agua mineral.
La Fundación Fundefma (Ecología, Forestación y Medio Ambiente) asesoró al área de Turismo sobre el trazado que atraviesa la selva pedemontana. “En zonas de descenso con fuertes pendientes, trate de pisar y no arrastrarse y evite erosionar las sendas”, dice una de las recomendaciones colocadas en el lugar. “Los trabajos incluyen un perfilado del terreno con el objeto de brindar mayor seguridad y accesibilidad al sendero -explicó Ricardo Viola, Director de Obras e Infraestructura del Ente de Turismo-. La idea es generar huellas delimitadas y contenidas que permitirán salvar la pendiente propia de la ladera y garantizar mayor transitabilidad”, agregó.
El cuidado del medio ambiente es una constante en la señalización del lugar. Todos los residuos deben acumularse en una propia bolsa que debe regresar en la mochila con el grupo. Incluso, los fumadores deben guardar las colillas de cigarrillo para no afectar la naturaleza.
La vegetación, prácticamente virgen, es uno de los tantos atractivos para los aventureros. Enredaderas que sirven de sostén en algunos tramos para los caminantes. Hay paños de helechos que forman una suerte de alfombra natural al costado del sendero. “Además de los peldaños -detalló Viola-, también se colocaron parantes de madera tratados adecuadamente contra la acción de las bacterias, los hongos y los insectos y que van empotrados al terreno”.
Al final del camino, al llegar a la cascada, los visitantes descubren que la montaña adquiere la apariencia de un enorme cajón que, en su centro, marca un chorro de agua que salta todo el año.
Las obras
En un mes se inaugurará todo el trayecto
La primera etapa de la obra está terminada, según explicó el arquitecto Ricardo Viola, director de Obras e Infraestructura del Ente Tucumán Turismo. “Calculamos que en un mes más estará concluido todo el trayecto y listo para ser inaugurado”, dijo. Dentro de la reserva se encuentra esta excelente opción para el ocio, la diversión y los deportes extremos, rodeado de una frondosa vegetación. En el trayecto se deben sortear numerosos obstáculos hasta llegar a la cascada, donde aguarda un apacible paisaje. Para quienes se animan a seguir la aventura hay una segunda cascada. Esa expedición requiere la compañía de un guía. Está 150 metros hacia arriba y tiene 20 metros de altura.
Caminatas
Dos pendientes pronunciadas
Para hacer la caminata se requiere usar ropa deportiva, cómoda y firme. El mejor calzado son las zapatillas abotinadas para afirmar los pies en el terreno y evitar contratiempos. En la mochila se deben cargar productos comestibles y agua para consumir durante el trayecto. Lo ideal es comenzar desde la usina (frente al río Loro) alrededor de las 8. El trayecto implica una hora y media o dos de caminata (de ida). Las barandas de madera instaladas en algunos tramos del sendero ayudan a sostenerse. Se trata de maderas propias de especies invasivas del lugar (laurel o mora). El sendero tiene “dificultad media y alta”. Al inicio y al final se presentan dos pendientes muy pronunciadas.
Una alfombra natural
740
hectáreas abarca la superficie de la reserva de Aguas Chiquitas
1982
es el año en que se creó la reserva, que había estado oculta.
27
kilómetros hay desde la plaza Independencia hasta Aguas Chiquitas.