Los bostezos el 9 de julio en Tucumán y las excusas para no asistir al desfile de Palermo al día siguiente a causa del cansancio por días de arduo trajín, debido a los festejos del Bicentenario, alimentaron los rumores sobre un temprano desgaste físico del presidente, Mauricio Macri, por la gestión.

Funcionarios y colaboradores salieron a desmentir que la administración del país haya fatigado y angustiado al jefe de Estado. Así, por ejemplo, el ex senador radical Ernesto Sanz enfatizó que Macri “está muy bien” y resaltó que “tiene equilibrio emocional” para diferenciarlo, aunque sin mencionarla, de su antecesora, Cristina Fernández.


“En lo personal lo veo muy bien a Macri, pero no hay cuerpo que aguante semejante training”, respondió Sanz al ser consultado sobre el gesto de agotamiento que evidenció el mandatario.

En este contexto, el ex jefe del radicalismo señaló que “gobernar la Argentina deber ser una de las actividades más apasionantes, pero más desgastante”. De la primera a la última imagen del mandatario se observa que los avatares del gobierno ha hecho mella en su rostro, o por lo menos muestran que pasó de las sonrisas a la adustez en 10 meses.