BUENOS AIRES.- El horizonte parece comenzar a aclararse con respecto a los próximos torneos de las principales categorías de nuestro fútbol.

Ayer, luego de mucho debate, dirigentes que en los últimos tiempos se mostraron antagónicos en cuanto a sus intenciones de apoyar la implementación de la Superliga, llegaron a un acuerdo para aprobar en la reanudación de la dos veces pospuesta asamblea de Comité Ejecutivo de la AFA la reforma estatutaria que permita la reestructuración de los torneos.

Según se supo, los clubes de la Primera B Nacional, que el lunes lograron llevar la reunión de Comité a un segundo cuarto intermedio, consiguieron que la Primera división hiciera constar por escrito en el estatuto de la Superliga los puntos que pretendía para votar positivamente.

Ayer, en la sede metropolitana de Camioneros se realizó el cónclave para limar las últimas asperezas en relación a la oferta que los dirigentes de la segunda categoría recibieron media hora antes de la asamblea del lunes, a la que apenas asistieron dos de sus representantes. “Está bien lo que ofrecieron, pero fue desprolijo. Lo ataron todo con alambre”, dijeron por lo bajo dirigentes de la mesa de la B Nacional momentos antes de la reunión que tuvo más tiempo de espera que de debate, y que concluyó por segunda ocasión, al igual que el 28 de junio último, con un cuarto intermedio, esta vez hasta esta tarde a las 16.

En principio, la controvertida Superliga impulsada por los clubes denominados grandes del fútbol argentino llegaría hoy al predio de la AFA en Ezeiza con el trazo grueso, el mediano y hasta gran parte del fino, resuelto; y, según explicaron la votación debería ser una mera formalidad.

Quedaría resuelto así uno de los graves problemas que aqueja a una AFA que carece de una cabeza para su gobierno, de entrenador para su seleccionado tras la renuncia de Gerardo Martino y también, por el momento, sin el capitán de ese equipo, tras la baja de Lionel Messi.

Serán aproximadamente 2.500 millones de pesos los que, aumento mediante, el Gobierno nacional inyectaría a través del Programa Fútbol para Todos.

Cada equipo de la Primera B Nacional recibiría entonces 1,5 millón de pesos mensuales, aunque también la categoría consiguió que le garanticen mayor representatividad en las decisiones importantes de la Superliga.

De todas maneras, pese a que el abanderado de la B Nacional, el “vice” de Nueva Chicago, Daniel Ferreiro, afirmó que lo que la categoría pidió está prácticamente resuelto, remarcó que cualquier cosa puede pasar en Argentina. “Esperemos que se vote con el quórum necesario”, deslizó.

Por su parte, Claudio Tapia, titular de Barracas Central, no quiso celebrar antes de tiempo. “¿Vos tirás el arroz antes de casarte?. Hasta que no firmás la libreta no te casás”, sostuvo el dirigente, que es representante de los clubes de las categorías más bajas que no ingresarán dentro de la órbita de la Superliga.

En este contexto, las diferencias parecieron zanjarse, ostentoso asado en Camioneros mediante, y el fútbol tendría una reestructuración y comenzaría, al menos, una semana después de la fecha pactada inicialmente: el 5 de agosto. “Posiblemente se retrase”, admitió el presidente de Racing, Víctor Blanco, aunque también existe la chance de posponerlo dos semanas, hasta que finalicen los Juegos Olímpicos.

La forma de realización del nuevo torneo será el tema a analizar con posterioridad, aunque de momento ganaría terreno un torneo largo de 30 fechas similar al de 2015, entre agosto de este año y fines de abril o principio de mayo de 2017.

Desde entonces hasta agosto del año próximo, se estudia la implementación de un torneo corto por eliminación directa entre equipos de Primera y el Nacional, que podría denominarse Copa de la Liga, al igual que se disputa en varios países europeos. (DyN-Especial)