En el barrio Ampliación Sitravi, de Villa 9 de Julio, el miedo es un vecino más. Un domingo violento movilizó a las vecinas que quieren que la locura desaparezca cuanto antes. “A estos delincuentes no les importa nada. Vienen y hacen tiros como si nada. Estamos aterrorizados porque ellos se transformaron en los dueños de la zona”, dice Ester, una de las habitantes de ese caserío al que el pavimento nunca llegó y en el cual los letreros de los integrantes de la familia Vargas Aignasse aparecen en cada paredón.

El domingo, según contaron casi a las escondidas, vivieron una situación insólita. Hombres e integrantes del clan conocido como Los Castillo -que domina el lugar- atacaron el quiosco de Mary Díaz Puig. “Vinieron haciendo tiros, sin importarles que en la calle había chicos jugando. No le prendieron fuego a la casa porque llegó la Policía, pero no detuvieron a ninguno de los agresores. Ellos también tienen miedo. La mujer está escondida, al igual que su hija, porque sabe que la matarán tarde o temprano. Se quiere ir a vivir a Chaco”, cuenta la mujer que convocó a LA GACETA para que, según dijo, “todo Tucumán sepa qué está pasando”.

Ese día, en Panamá al 800, dos hombres fueron detenidos por haber herido a una madre y a su hija. La Policía dijo que las habían atacado por una diferencia vecinal. Pero los habitantes contaron otra historia: “es cierto que ellos las hirieron, pero lo hicieron para defenderse. Uno de ellos se subió al techo y de ahí arriba se le cayó un arma. La tomaron y dispararon porque no querían que los mataran. Lo gracioso es que a ellos los detuvieron y los que causaron todo esto están libres. Nadie les dice nada”.

La locura no terminó ahí. Después de atacar el quiosco, los Castillo fueron hasta la casa de Estefanía, la hija de la mujer, donde provocaron daños y destrozaron un vehículo. También hicieron disparos con armas de fuego contra la vivienda. Los orificios que quedaron en las paredes son una prueba de lo que allí sucedió.

“Fue terrible. Vivimos una pesadilla porque los vecinos que salimos a defenderlos fuimos amenazados. Nos apuntaban con sus armas y nos decían que nos matarían si nos metíamos”, relató Carmen mientras mostraba un video donde se puede ver parte de lo que ocurrió. En esas imágenes se pueden observar a la mujer defendiendo e insultando a los agresores ante la mirada de policías que poco hicieron para frenar el

ataque.

Mucho miedo

Dos jóvenes subidos a una moto interrumpieron la nota. “Venga, nos corramos un poquito porque si nos ven hablando con LA GACETA nos matarán cuando ustedes se vayan”, dice Claudia, que sabe que, como muchas de las que estuvieron ahí, tendrían problemas al regresar a sus hogares. “Nuestros esposos no quieren que hablemos porque saben que puede pasar cualquier cosa. Sin embargo, no nos podemos quedar de brazos cruzados. Las mujeres damos la vida por nuestros hijos y no queremos que les pase nada malo”, agregó la mujer.

Este conflicto se inició por un hecho que sorprende por su violencia. Todo comenzó con una pelea entre adolescentes. Los Castillo, de acuerdo a la versión de los vecinos, se tomaron venganza y atacaron a la hermana y a la madre del chico que golpeó a un pariente de los agresores. Cuando el esposo llegó a la casa y le contaron lo que había pasado, tomó su moto y fue a hablar con ellos. Cuando se presentó, uno de los integrantes de la familia acusada se subió a un auto de alta gama y lo atropelló, provocándole la fractura de ambas piernas y de la cadera a Carlos Carrasco.

“Mary vio lo que pasó y declaró como testigo en la causa. Lo hizo porque ella no quiere más que estos violentos se crean los dueños del barrio. Desde ese día, ellos juraron vengarse y desde hace ya mucho tiempo que la vienen hostigando. Cómo no íbamos a salir a defenderla si ella hizo eso por nosotros”, comentó Martín, hijo del hombre atropellado que reconoció que casi no sale de su casa por temor a sufrir represalias.

Los vecinos, como ellos dijeron, saben que los Castillo andan en cosas raras, pero no quieren enumerarlas. “Tienen algo de ladrones y de transas. Dicen que en su casa existe un desarmadero de motos, negocio con el que compran la droga que venden en el barrio”, comentó murmurando María Laura, otra de las vecinas del barrio. “Ellos asustan; si hasta en Facebook aparecen posando con armas para que la gente les tenga miedo”, agregó.

Fuentes policiales reconocieron que varios de los integrantes de esos grupos cuentan con antecedentes por robo y que uno de ellos, identificado como “Nazareno”, tiene pedido de captura al estar acusado de haber lesionado a Carrasco. Reconocieron además que nunca fueron imputados por venta de estupefacientes.

“En el barrio todos sabemos quiénes son. No podemos creer que la Policía y la Justicia no. Le pedimos por el bien de todos que actúen de una vez por todas para acabar con la violencia porque así no se puede vivir”, destacó Claudia.