BUENOS AIRES- El primer policía que llegó al monasterio en el que fue detenido el ex secretario de Obras Públicas José López, Pablo Elmo Román, contó ayer que, en un principio, las monjas del lugar no lo dejaban ingresar pero que, cuando descubrieron el contenido de los bolsos del ex funcionario con casi U$S 9 millones, una de las religiosas “casi se cae de espaldas”.
Román -ascendido de capitán a mayor tras el operativo- ofreció ayer por radio Nacional detalles de cómo se desarrolló el procedimiento, que se inició en la madrugada del martes 14 de junio en General Rodríguez.
“Llegamos a las 4 de la mañana por un llamado del 911 advirtiendo que una persona estaba tirando bolsas para el lado del monasterio y había un vehículo estacionado en diagonal afuera, con las luces prendidas”, contó.
Román relató que lo primero que hizo junto a otro compañero fue revisar el auto y tocar el timbre en el portero eléctrico del monasterio. “No atendía nadie y de repente del costado sale un muchacho. Era el testigo Jesús que llamó al 911 y estaba escondido en su domicilio. Entonces seguimos tocando el timbre y hasta prendimos la sirena”, dijo.
Cuando llegó el segundo móvil policial “se escuchó la voz de una monjita de avanzada edad que habla desde el portero diciendo que estaban bien, que no había entrado nadie y que iba a consultar a la madre superiora”.
“Como a los 10 minutos nos abre el portón de ingreso y viene caminando hacia nosotros un hombre comiendo scons”, que resultó ser López: “se reía y no parecía estar en sus cabales”. “Entonces le digo en broma que me había llamado el Papa Francisco, que quería saber que había en esas bolsas que tiró adentro del convento, y ahí dejo de hablar”, contó el oficial. De inmediato ingresó al lugar junto a una mujer policía y ahí vieron en el piso tirada un arma.
Román decide volver a salir al portón, donde -relató- “lo agarré de un brazo a López, que estaba muy nervioso, y con dos efectivos más le pusimos los ganchos (las esposas)”. Al ingresar nuevamente, habló con la madre superiora, la hermana Alba -de 95 años- que le cuenta que el hombre “le fue a pedir perdón porque había robado plata que era para ayudar al monasterio”.
Agrega el policía en su relato que luego se dirigieron a una cocina donde hallaron “bolsas con relojes y joyas, y bolsos con semejante barbaridad de plata que nunca había visto antes; la monjita hizo un gesto como de caerse de espaldas”, por la sorpresa ante semejante hallazgo.
En tanto ayer, la Oficina Anticorrupción, a cargo de Laura Alonso, se presentó como querellante en la causa contra López.
Carta Abierta
Mientras, tras un silencio de nueve meses, derrota electoral de por medio, reapareció el grupo Carta Abierta. Los intelectuales kirchneristas retomaron su actividad para analizar el caso López, quien según ellos no sería “el arquetipo K, ni tampoco su campanazo lúgubre y definitivo”. “Ni todo es así, ni todos actuaron así”, afirman. (Télam)