“Este no molesta más”, fueron las palabras que dijo un tal “Mechudo”. Segundos después, siempre de acuerdo a los testimonios de una mujer, apoyó su arma en la oreja derecha de Sergio Luis Ortiz (23 años) y ejecutó el disparo mortal. El crimen del joven que estaba gozando de un permiso extramuro desató un caos en el barrio San Roque, de Villa 9 de Julio, que incluyó la destrucción de la vivienda del supuesto homicida, la quema de tres motocicletas, corridas y peleas en varias esquinas del humilde caserío.

Todo comenzó a las 18. Ortiz, que fue condenado a ocho años de prisión por el crimen de Alicia Ramona Reynaga, gozaba del permiso de salida transitoria sin custodia que le había otorgado la Sala III de 8 a 20 para, según consta en el escrito de autorización para salir del penal de Villa Urquiza, “estrechar vínculos familiares”. Pero nada de eso hizo.

De acuerdo a las investigaciones realizadas por personal de la División Homicidios, al mando de los comisarios Hugo Cabezas y Sergio Cuellar, el joven había tenido una fuerte discusión con “Mechudo” a pocos metros de sus casas. En el examen que le realizó el médico de la Policía, descubrió que tenía hematomas en la mano y en el labio, señales de que antes de ser ultimado protagonizó una pelea.

Los motivos del enfrentamiento, hasta el cierre de esta edición, no habían sido confirmados. Sin embargo, el fiscal Diego López Ávila sospecha que Ortiz fue víctima de un ajuste de cuentas. El principal sospechoso, siempre según la versión de los investigadores, es un conocido “transa” de la zona de Villa 9 de Julio y trascendió que la Dirección General de Drogas Peligrosas esperaba la autorización de la Justicia Federal para allanar la vivienda y confirmar o descartar que en esa casa se estaban comercializando sustancias prohibidas.

La hipótesis que manejan los investigadores es que el joven fue ultimado cuando fue a comprar drogas y que es muy probable que el “Mechudo” le haya pedido que saldara una deuda de él o de un familiar.

Al cierre de esta edición, los pesquisas trataban de establecer si antes del homicidio hubo un enfrentamiento entre los allegados del sospechoso con la víctima y sus parientes. “Es terrible. Siempre pasa lo mismo en esta zona. Acá cada dos o tres se agarran a los balazos limpios. Los vecinos decentes, los que trabajamos, estamos cansados de este tipo de gente. No tienen problemas en matarse a tiros a cualquier hora, pero generalmente lo hacen cuando los chicos salen de clases”, explicó Carlos, un habitante de la zona que pidió expresamente que su apellido se mantuviera en reserva. “Si se enteran de quién habló, a la noche los tengo haciendo tiros en mi casa”, destacó en una charla con LA GACETA.

Violenta reacción

El barrio San Roque explotó por el crimen. Los parientes de la víctima quisieron hacer justicia por mano propia. Comenzaron quemando tres motos que serían del sospechoso y de sus allegados. Después destruyeron la casa de “Mechudo”, incluido el módulo habitacional con el que había sido beneficiado hace un par de años, según confiaron los vecinos.

Hasta a la Policía le costó llegar al lugar donde se cometió el homicidio. Agentes de la seccional 10, que fueron los primeros en intervenir, debieron esperar a que llegaran hombres de Infantería y del Grupo Cero. La ayudante fiscal Mariana Capilla, junto con otra colaboradora, supervisó el trabajo que realizaron los peritos policiales con chalecos antibalas que fueron proporcionados por los uniformados.

“¡Váyanse a la m... de aquí! Mañana pondrán que mataron a un chico que estaba en la cárcel y no dirán nada de que tenía buena conducta y por eso salió a visitar a su gente”, gritó una familiar cuando LA GACETA pretendió entrevistarla. ¿Podemos preguntarle quién mató a su familiar? , se le consultó. “¿Y para qué m... quiere saber? Si a la sociedad no le importará. Váyase antes de que le pase algo malo o le mande gente para que le roben”, respondió amenazante, mientras dirigía a un grupo que destruía la vivienda.

Los vecinos, espantados, observaban cómo los familiares de Ortiz insultaban a los policías y a los funcionarios judiciales. “Estamos acostumbrados a que estos tipos hagan lo que quieran por aquí. No puede ser que siempre anden resolviendo las cosas a los tiros. Le pedimos al gobernador (Juan) Manzur y a las autoridades de Seguridad que se acuerden de nosotros. Los que vivimos necesitamos ayuda para sacar a todos estos delincuentes”, indicó María Laura Fregenal.

Carmen de Jiménez aseguró que viven en ese barrio desde que aún era campo. “El problema es que aquí nadie respeta a nadie. Todo se pudrió cuando llegó la droga. Primero empezaron los chicos a consumir y después llegó la gente que les vende. Aquí la vida ya no vale nada”, concluyó.

peligrosos
“Mechudo” es el cuarto “transa” acusado   de un ataque en los últimos 11 días
Desde el sábado 11, momento en que el fiscal Diego López Ávila entró de turno, hubo cuatro “transas” acusados de violentas agresiones. Dos de esos casos terminaron en homicidio. El primero ocurrió ese mismo día, cuando un joven de 21 años recibió un balazo en la cabeza. El martes 14 de junio, un dealer conocido como el “Pelao” quedó en la mira de los investigadores luego del homicidio de Juan Alberto Concha en “La Bombilla”. 24 horas después un joven adicto fue apuñalado en barrio Ampliación Miguel Lillo cuando iba a comprar drogas. El último ataque fue el que sufrió Sergio Ortiz en Villa 9 de Julio. La gente de la zona apunta a “Mechudo” como el autor del disparo mortal. “El consumo de drogas no sólo puede ser un factor determinante para que se desarrollen estos tipos de hechos, sino que influye en el desenlace violento de todos estos casos”, señaló López Ávila a LA GACETA.

“Mechudo” es el cuarto “transa” acusado de un ataque en los últimos 11 días

Desde el sábado 11, momento en que el fiscal Diego López Ávila entró de turno, hubo cuatro “transas” acusados de violentas agresiones. Dos de esos casos terminaron en homicidio. El primero ocurrió ese mismo día, cuando un joven de 21 años recibió un balazo en la cabeza. El martes 14 de junio, un dealer conocido como el “Pelao” quedó en la mira de los investigadores luego del homicidio de Juan Alberto Concha en “La Bombilla”. 24 horas después un joven adicto fue apuñalado en barrio Ampliación Miguel Lillo cuando iba a comprar drogas. El último ataque fue el que sufrió Sergio Ortiz en Villa 9 de Julio. La gente de la zona apunta a “Mechudo” como el autor del disparo mortal. “El consumo de drogas no sólo puede ser un factor determinante para que se desarrollen estos tipos de hechos, sino que influye en el desenlace violento de todos estos casos”, señaló López Ávila a LA GACETA.