Federico Espósito - LG Deportiva
Pasó el capítulo 2 de la trilogía de junio, y la sensación postpartido que dejó el primer match en Tucumán es sin dudas más agradable que el resabio amargo que quedó del episodio en Santa Fe, frente a Italia, aunque también con un claro margen de mejora. En este punto es indispensable hacer una aclaración: Francia podrá no estar en sus años de oro, y ciertamente muy lejos de esa aplanadora azul que hace cuatro años pasó por encima a la por entonces tropa de Santiago Phelan en esta misma cancha, pero a lo largo de la historia se ha cansado de acumular victorias frente al seleccionado argentino. Sin embargo, e insistiendo en la idea de que el rival también juega y no todo depende de lo que pueda o no hacer Argentina, lo cierto es que el nivel de Los Pumas todavía está a medio camino de lo que puede llegar a ser. Por lo pronto, alcanzó para ganarle el primer round a los galos, por un 30-19 que no miente a la hora de contar lo que merecieron unos y otros.
Ya lo decía Daniel Hourcade el otro día: esto es solo el inicio de la fase 2 de un proceso cuya explosión está programada para el Mundial de Japón 2019, esté o no el “Huevo” a la cabeza por entonces. Al seleccionado argentino le espera un largo camino por delante todavía para alcanzar el cenit que pretende Hourcade.
Volvamos a lo de anoche. El análisis en frío de los 80 minutos de batalla en el Monumental deja la impresión de que el trabajo de la semana surtió efecto, al menos en parte. Los Pumas supieron lastimar a su rival cuando tuvieron la pelota en las manos. El problema fue cuando no la tuvieron: Francia, con varios debutantes a nivel seleccionado pero bien curtidos a nivel Top 14, mostró una sintonía más que interesante en el juego colectivo y durante un largo rato, entre el final del primer tiempo y la primera mitad del segundo, le quitó la pelota a Los Pumas y los obligó a tacklear sin descanso. Las cortadas de Jonathan Danty fueron un problema mayúsculo por el centro, y también fue muy bueno lo de Remi Bonfils y Baptiste Serin.
Al principio fue distinto. El capitán Jules Plisson, una de las figuras más prometedoras de esta nueva camada “azul”, empezó torcido fallando dos penales muy factibles para un ejecutor que se pretende confiable. Nicolás Sánchez, en cambio, no perdonó nada en ese primer tiempo, y además de un penal, acertó las conversiones de Manuel Montero y Joaquín Tuculet.
Párrafo aparte merece lo de la “Pantera” Manuel Montero. El wing de Pucará jugó su segundo partido en el seleccionado luego de esa lesión que lo dejó sin Mundial, y fue de lo mejor que mostró el equipo argentino. Se encargó del primer try lanzándose a toda velocidad y fue en gran parte responsable del segundo, con una gran penetración y posterior offload para Joaquín Tuculet, que le puso la firma. Para colgar en un cuadro el try de Guido Petti en el segundo tiempo, que selló el partido cortándose por el centro a toda velocidad, como si de un wing se tratara.
Esto fue solo el primer capítulo de una serie que concluirá el sábado que viene. Allí se verá a una Francia seguramente más experimentada, que vendrá por la revancha.