Podría decirse que el Congreso Eucarístico Nacional fue el congreso de los jóvenes. No sólo de los que tienen la edad para considerarse jóvenes, sino de los mayores que ayer en la Ciudad Eucarística se dejaron llevar por la alegría, que cantaron, bailaron e hicieron palmas desde el mediodía hasta la noche como si la edad no les pesara. La llegada de las imágenes de la Virgen, que entraron en procesión, fue una fiesta que humedeció los ojos de muchos.
Desde temprano el ingreso al hipódromo fue incesante, decenas de miles de personas participaron de la misa celebrada por el cardenal Mario Poli. Durante la homilía, justamente, Poli destacó el amor de la Virgen María, quien apenas supo que esperaba a Jesús en su vientre marchó a contarle la noticia a su prima, Isabel. “La Virgen de la Visitación es el ícono más auténtico de una Iglesia que sale para anunciar la verdad y la belleza del Evangelio de Jesús”, reflexionó Poli.
Vinculó esto con el Bicentenario, cuando recordó que los congresales consagraron su primera jornada para pedir a Dios inspiración y sabiduría. Según contó, en las crónicas históricas se relata que los congresales que habían llegado a Tucumán caminaron hasta el templo de San Francisco, donde asistieron a la misa del Espíritu Santo. Poli destacó la causalidad de que ese día era el 25 de marzo de 1816, fecha en que la Iglesia celebra el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. “De ese modo -destacó Poli en su homilía- comenzó la labor parlamentaria que llegó a su culmen con la declaración de la Independencia”.
En un sitio privilegiado, las imágenes peregrinas estuvieron presentes durante la misa: La Inmaculada Concepción, el Señor de Mailín, la Virgen Puntana, el Señor y la Virgen del Milagro; la cruz de Matará, la Virgen de Río Blanco y Paypaya, Nuestra Señora de La Candelaria, la Virgen del Valle y la Virgen de Guadalupe.
Los concelebrantes fueron el cardenal Giovanni Battista Re y el arzobispo, Alfredo Zecca, entre otros. Sentado en primera fila se encontraban el gobernador, Juan Manzur, y su esposa, Sandra Mattar Sabio.
Vida de comunidad
Antes del inicio de la misa un grupo de fieles soltó un Rosario de globos. Eusebio Mamaní, coplero de Cafayate, entonó una vidala en honor a la Virgen del Valle: “La flor del Cardón”. “Para mí es un honor cantar esa pieza a la Virgen Calchaquí, de la que fui devoto toda la vida”, contó este hombre de 80 años, quien llegó junto con los peregrinos que trajeron a la Virgen del Valle.
Al finalizar la misa, el padre Marcelo Barrionuevo agradeció a todas las comunidades, especialmente, a la de Tierra del Fuego, ya que viajaron más de 4.000 kilómetros para participar. Destacó la camaradería de todos, incluso de los efectivos de la Gendarmería, que el viernes y el sábado cocinaron grande ollas de sopa y guiso de lentejas que compartieron con muchos peregrinos. El destacamento móvil N°5 estuvo a cargo de la seguridad junto con la Policía de Tucumán. En el interior de tráiler, una imagen de la Virgen de Luján -patrona de la Gendarmería- se encontraba en la mesa central.
Grupo Ignis Dei: despidieron a las imágenes con su música
Antes de que terminara la misa, los jóvenes de Ignis Dei (Fuego de Dios) calentaban las gargantas y agitaban las manos, tratando de quitarse los nervios: jamás habían tocado frente a tantas personas. Los jóvenes se conocieron hace un año y medio durante una vigilia de Pentecostés y fue ahí (quizás iluminados por el Espíritu Santo) que decidieron formar el grupo musical. Ayer, luego de la misa tocaron varias canciones litúrgicas y de alabanzas munidos de guitarras, ukelele, órgano, violín y caja.
Catequista del congreso: el sacerdote mexicano ofreció sus reflexiones
Todos los días, antes de la misa, Eduardo Sánchez estuvo a cargo de la catequesis general. Lamentó que el aborto se haya legalizado en Ciudad de México y que el narcotráfico haya avanzado tanto. “Nos falta desarrollar la fe, porque la tenemos pero nos falta creernos hijos de Dios. Por eso atentamos contra la vida -dijo el sacerdote del santuario de Guadalupe-. Si se usara todo lo que una persona tiene para hacer el bien entonces no habría quién nos parara. Porque nadie frena el amor de Dios”.