Es un espejo de agua, pero en algunos sectores no conviene mirarse. La basura que más se arroja en el Lago San Miguel es el plástico y, en especial, los envases descartables. La mayoría de los tucumanos no se acostumbra a actuar de manera responsable con el medio ambiente. Una muestra clara de ese marcado desinterés está en la cantidad de residuos que quedan después de cada fin de semana en el parque 9 de Julio.
El lago se muestra mucho mejor que en otros tiempos de abandono y desidia. Sin embargo, todavía hay ciertos puntos que amanecen cubiertos por los residuos. “A pocos días de los festejos por el Bicentenario, creemos que no se ha hecho todo lo que prometían que se iba a hacer. Hemos recibido críticas de todos lados, pero con un tuit de Lara Bernasconi y otro de Marcos Patronelli se armó un gran revuelo, y ahora, con el Congreso Eucarístico Nacional van a venir cientos de Lara Bernasconi y de Patronelli; entonces como podemos tener el lago en ese estado”, advirtió Pedro Martínez, representante de “Conciencia Ambiental Tucumán, Los casacas verdes”.
Víctor Hugo Guardia, compañero de ruta de Guardia en la pelea contra el daño ambiental, resaltó que el lago San Miguel forma parte de la idiosincracia de Tucumán. Recordó lo que otrora supo ser como un lugar de encuentro para la comunidad. “Pareciera que es tanta la pelea entre la Provincia y la Municipalidad que uno y otro quieren hacerse quedar mal, cuando en realidad quedamos mal todos los tucumanos, dijo.
Polémica histórica
El espejo de agua tuvo una historia de idas y venidas desde su nacimiento. A Charles Thays, paisajista que diseñó el parque 9 de Julio, no le hicieron caso; ignoraron su recomendación de hacer el lago San Miguel. Entonces, después de tanta polémica terminó inaugurándose en 1961, 35 años después de que se habilitara la obra que sirvió para conmemorar el centenario de la Declaración de la Independencia.
El lago artificial tiene el tamaño de unas tres manzanas y es un símbolo de la ciudad, a pesar que en sus más de 50 años de vida padeció todo tipo de situaciones.
Ayer, un grupo de operario trabajó en la limpieza. Antes del mediodía extrajeron los envases de plástico acumulados en el agua con otros restos de basura.
“En este caso le corresponde a la Municipalidad, pero entre ellos se tiran la pelotita y estamos a punto de pasar una vergüenza nacional, cuando empiecen a llegar los visitantes”, remarcó Martínez.
Ambos referentes ambientalistas resaltaron que de poco servirá el esfuerzo de la Municipalidad, si no se educa a la comunidad y no se genera una concientización. “La ciudad es un reflejo de quienes la habitan. Si no enseñamos a quererla, difícilmente nos ocuparemos de cuidarla y mantenerla limpia”, afirmó Guardia.
Papeleros rotos
Los daños en distintos sectores del parque se repiten cada semana
El vandalismo está a la orden del día en muchos sectores del parque 9 de Julio. Cada tanto aparecen los daños de manos anónimas que destruyen los utilitarios. Los cestos de papeles y residuos son el blanco preferido para los desmanes. Esa actitud termina afectando a todos, porque los ocasionales visitantes que sí tienen responsabilidad ambiental no tienen dónde depositar los residuos.
Bancos destruidos
Provocar destrozos parece ser uno de los deportes preferidos en Tucumán
Los asientos construidos en cemento también terminan siendo dañados. Pareciera que si no hay un policía presente o un vigía, muchos tucumanos se sienten con autoridad para generar destrozos. En el parque 9 de Julio hubo épocas en que se organizaban concursos de pesca y se convocaba a miles de tucumanos para pasar el día o a practicar deportes, pero el daño, muchas veces, implica un doble gasto.
Una mala imagen
La basura que genera cada visitante termina en la superficie del lago
La superficie del lago San Miguel muestra lo grave que termina siendo el desinterés por preservar el medio ambiente. El agua eleva a la superficie todos los residuos que dejan los visitantes cada fin de semana. Al amanecer puede verse que los envoltorios de galletas, golosinas, conos de papas fritas y botellas de plástico tapizan los alrededores y el espejo de agua.