La sesión legislativa del 19 de mayo pasado incorporó dos nuevas herramientas en la lucha contra los trastornos alimentarios en nuestra provincia. Una de ella fue la adhesión a la ley nacional 26.396, cuyo mandato más significativo es exigir a las obras sociales y prepagas que cubran en su totalidad los tratamientos integrales para prevenir y controlar la obesidad, la bulimia y la anorexia desde un abordaje multidisciplinario. La segunda medida, aprobada por unanimidad en el cuerpo, fue una ley novedosa: obliga a los bares, restaurantes y a todos los negocios que expenden comidas elaboradas a que incluyan en sus menúes o pizarras el contenido calórico de los platos que ofrecen.
La ley sancionada establece que las personas o establecimientos dedicados a la venta de comida deberán informar y mantener actualizado el valor calórico de cada plato que ofrece, información que que deberá previamente estar validada por el Siprosa, que será la autoridad de aplicación de la norma. La información sobre las calorías que aporta cada comida deberá leerse con letra del mismo tamaño que el nombre del alimento y deberá incorporarse en las cartas, en el envase o en el recipiente en el que sean expendidas, en folletería y/o en pizarras de promoción.
Restaurantes y bares, locales de comida rápida, supermercados y establecimientos que vendan menús envasados, locales ubicados en establecimientos educativos y deportivos, empresas de transporte que operen en la provincia, sea aéreo, terrestre o acuático que incluyan en sus servicios alimentos a bordo son los tipos de negocios que estarán obligados a informar el contenido calórico de las comidas, según la ley que ahora aguarda su aparición en el Boletín Oficial y su decreto reglamentario para entrar en vigencia.
La iniciativa de incorporar información nutricional junto a las opciones de comidas fue de la legisladora radical Adela Estofán de Terraf, vicepresidenta de la Comisión de Salud de la Legislatura, y lleva además las firmas de sus pares Norma Reyes Elías (FpV) y el peronista Edgar Renee Ramírez. La adhesión a la ley nacional 26.396 (“de trastornos alimentarios”), que también se convirtió en ley provincial en esa sesión, lleva firmas netamente radicales: Estofán de Terraf, Eudoro Aráoz y José María Canelada.
“La Ley de Valor Calórico -así la bautizamos- apunta a concientizar y a fomentar hábitos de alimentación saludable para reducir los riesgos de la obesidad. El objetivo es que el comerciante brinde la información para que el consumidor pueda ejercer su derecho a elegir lo que come, para que pueda conocer cuántas calorías está consumiendo”, detalló Estofán de Terraf, psicóloga y ex decana de la Facultad de Psicología. Recordó además que aún falta un decreto reglamentario del Ejecutivo provincial para que la ley entre en vigencia, y anticipó que está contemplado brindar un tiempo prudencial (90 días a partir de la promulgación) para que los comerciantes puedan reimprimir los menús.
La ley prevé sanciones y multas a los negocios que no cumplan con la normativa y establece que lo recaudado por las infracciones será destinado a solventar campañas de alimentación saludable y prevención de los trastornos alimentarios. “Lo importante es que luego se pueda controlar, muchas veces las leyes quedan en la letra y en los cajones, pero no se hacen cumplir”, advirtió Estofán.
Cómo se instrumentará
En el proyecto original aprobado por la Comisión de Derechos Humanos y Defensa del Consumidor, el artículo 3° de la ley indicaba que el comerciante debía asegurarse que la información estuviera evaluada y actualizada por un profesional de la nutrición. En la versión definitiva, sancionada por la Legislatura, el artículo fue modificado y establece que la autoridad de aplicación será la que avale esa información, pero no queda claro si será el propio Siprosa el que cuantifique las calorías de cada plato. Este punto quedará definido con la reglamentación de la ley.
De cualquier modo que se resuelva, los nutricionistas cuentan con mecanismos para determinar esa cuantía. “Los nutricionistas manejamos las tablas de alimentos que brindan la información nutricional según los ingredientes y de la porción del plato. Calcular el valor calórico es algo que se puede hacer tranquilamente porque está todo tabulado”, explicó Graciela Di Benedetto, médica y decana de l decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Unsta.
La especialista celebró la incitativa de los legisladores locales, aunque entiende que se trata de un granito más de arena en las playas de la prevención. “Lo fundamental sigue siendo la educación alimentaria desde la escuela primaria, el establecimiento de los quioscos saludables, el fomento de los buenos hábitos alimentarios. La información del valor energético de los alimentos -que no es el único valor importante dentro de los cuadros nutricionales- ayuda a que sepás el número de calorías, es una ayuda, es una parte, que podría contribuir a la toma de conciencia. Porque en general se desconoce qué es lo que se come”, evaluó.