La Fiesta Nacional del Teatro no sólo transcurrió a sala llena y con debate sobre las propuestas artísticas y estéticas de los distintos elencos. También se desarrolló en las redes sociales, con una polémica que fue creciendo a medida que se desarrollaba.

Al malestar expresado al inicio por los dramaturgos y directores Carlos Alsina y Leonardo Goloboff, con que parte de las actividades se realicen en el Ente Cultural de Tucumán, que conduce Mauricio Guzman (cuestionado por haber sido secretario de Cultura de Antonio Bussi), se sumó la decisión de Manuel Maccarini de retirar la obra que él dirige, “Y un día su olor cambió”, por idas y vueltas sobre la programación de la obra en adhesión con la que iba a participar de la Fiesta.

Esta última medida generó malestar en el ámbito del teatro Alberdi, ya que la puesta era una coproducción. En defensa del director salió el actor Indio Armanini, quien pasó de la alegría “de poder entrar en contacto con pares de todo el país” a la decepción “porque se manejó todo desde Buenos Aires, con los espectáculos porteños en horarios centrales y en grandes teatros y los cupos en los talleres para ellos”. “No concurro a nada en lo que participe o auspicie el ente. No se merece la Mayúscula”, planteó Federico Cerisola, dirigido por Goloboff en “Tierra del Fuego”.

La crítica al centralismo fue respaldada por las voces de teatristas que se multiplicaron en Internet, principalmente en Facebook. El aval a su opinión fue explícito de parte de Viky Ibáñez, Adrián Pipo Albano, Gipsy Domínguez Reynoso (cuestionó al Instituto Nacional de Teatro por el cierre de la sala La Red Lules), Sonia Andrade, Paola Robles, Diego Fernández Balbi y Jéssica Carrizo, entre otros.

En el mismo sentido, Hugo Galván advirtió: “hace tiempo que la Fiesta perdió su origen, donde todos participaban y el denominador común era llegar masivamente al público; hoy termina siendo para unos pocos”. “Organicen una fiesta del teatro independiente que todos apoyaremos. De mi parte, como público. Siempre se ha usado a los artistas, siempre y cuando nos dejemos usar”, alertó Ale Lizarraga.

Pablo Gigena (sala La Gloriosa) advirtió que ya la gestión anterior acumuló pagos atrasados a los espacios teatrales. “Nos trataron como si fuéramos colados de la fiesta y sin cachet”, se quejó. Él participó con sus obras en adhesión “Calígula Superstar” y “De carne y trapo”. “El centralismo no es sólo porteño, y no es un tema de esta fiesta sino históricamente de toda la institución y del país en general. El tema es la democracia dentro del INT, que el kirchnerismo supo destruir en estos años. Nosotros intentamos brindar la mejor onda a los grupos que fueron a nuestra sala”, aclaró.

Pablo Vera integra el elenco de “La lechera”, una de las representantes tucumanas a la Fiesta, pero anticipó que nunca más va a participar. “Es la última vez que me presento a este tipo de eventos políticos porque dista mucho de ser cultural. Nosotros sostenemos la actividad teatral”, sostuvo. Onás Salto Leitón cargó contra “la hipocresía, el autoritarismo y el ninguneo, todo bajo la palabra mágica del teatro”, y le reclamó en las redes al titular del INT, Marcelo Allasino, que defienda el trabajo de los teatristas.

La experiencia de César Romero en su Casa Luján se articuló en paralelo a partir de la Fiesta, lo que abre un espacio para la reflexión. “Tuvimos nuestra mini fiestita para el barrio y el público en general, con dos grupos participantes del festival que dieron funciones extra de las obras ‘Ensayo ruso’ y ‘Cuentos de papel’. El convivio es otro, más real y sin intereses de por medio”, resumió.