SANTA CLARA.-  Lionel Messi es un capitán con todas las letras y por estas horas lo está demostrando fuera de los campos de juego, alejado de los flashes y las imágenes de sus genialidades repetidas hasta el hartazgo, en la intimidad de 'su' seleccionado, esforzándose hasta el dolor persistente sin renunciamientos, con el objetivo fuerte y claro de ser parte del equipo en el trascendental partido inaugural del Grupo D de la Copa América Centenario ante Chile del lunes próximo.

Sabe Messi y saben todos en el campamento argentino de Santa Clara que ante los chilenos se juegan buena parte del futuro en esta competencia, ya que una victoria no solo determinará si Uruguay o México -en teoría los dos equipos a clasificarse en la zona C-, será el rival en cuartos de final, sino también definirá prematuramente la logística, puesto que de ser primero el equipo nacional viajará a Boston, pero si es segundo volverá a San Francisco.

Y todo esto puede aclararse antes de Panamá y Bolivia. Por eso 'Lío' eligió ayer un rincón de la cancha de 'soccer' del equipo de fútbol americano Spartans (un hermoso estadio en las afueras de Santa Clara) y empezó a trabajar sobre su cuerpo, y especialmente sobre la maltrecha parrilla intercostal izquierda, seguido de cerca por el kinesiólogo Marcelo 'Daddy' D'Andrea y el médico Daniel Martínez. De los suaves piques cortos de ayer pasó a un trabajo más intenso hoy en lo corporal, con elongaciones y estiramientos hasta los límites del dolor, sin emitir quejas, concentrado en una recuperación que lo mantiene en la cornisa entre el todo (estar) o la nada (quedarse afuera).

Messi tiene a favor algo que no todos sus compañeros poseen, y que va de la mano de una lógica más que obvia: el decidirá si va a jugar ante los chilenos del argentino Juan Antonio Pizzi o no lo hará.

Si ´Lío' no llega, su lugar lo ocupará Nicolás Gaitán, que arrancará por derecha como lo hace él, por lo que Éver Banega ocupará la punta del triángulo de mediocampistas por delante de Javier Mascherano y por detrás de Gonzalo Higuaín. Pero todo esto hoy es anecdótico si la duda está en el capitán del barco. (Télam)