Ágil, fresca, divertida y de buen ritmo. ¿Qué más se puede pedir de una comedia hecha con eficiencia y precisión por el Teatro Casero, de El Bolsón? El resultado se expresó en sonoras carcajadas el miércoles en “Ensayo ruso, compendio de inquietudes”, una versión de “Pedido de mano”, de Antón Chejov, donde se lucen Silvina Orlando y Guido Arena, acompañados con alguna distancia por Leonardo García. El pequeño espacio de Casa Luján hizo que se agoten las localidades y que se prevean dos funciones más para hoy a las 15 y a las 17 en pasaje Saavedra 74. Las entradas se venderán en el teatro.

De la risa se pasó al drama, con “De profesión maternal”, la obra de Griselda Gambaro que llegó desde Tierra del Fuego con el grupo Los Otros, el cual evidenció su carácter vocacional y en pleno desarrollo. La predominancia del texto y de cómo decirlo por sobre los gestos, los movimientos y el espacio, en la puesta enmarcada en el realismo, son los puntos débiles de la idea. “Repartido, todo tiene su final” fue la propuesta de Santiago del Estero, enmarcada en la danza teatro. El despliegue de los cuerpos trabajados desde el baile fue el eje por donde transcurrieron las escenas fragmentadas de una bailanta de cumbia, con movimientos por momentos mecanizados que restaban dramatismo.

El cierre, a sala llena, fue con “Todo piola”, de Capital Federal, una obra que sacude sin descanso al público desde su inicio y que lo desafía con historias de barrio sobre relaciones prohibidas y consumadas; la búsqueda de la identidad personal y social; imágenes de alta potencia erótica; música y canciones a cargo de una cantante brillante (Guadalupe Otheguy) que apoyó con sus sonidos a los magníficos Eddy García y Carla Di Grazia. Todos dieron acabada muestra de que el teatro y la danza pueden fusionar sus límites en el hecho artístico.