El agua no da tregua a las casi 300 familias de las comunidades de Los Agudo y Las Juntas, al este de Aguilares. Cuando restan menos de 40 días para el inicio del invierno, y luego de permanecer inundados durante casi todo el verano, el río Medinas volvió a desbordar y la ruta 331 se transformó en un brazo del cauce, a partir del kilómetro 20.
Las intensas lluvias de los últimos días provocaron un crecimiento notable de la corriente, inusual para esta época. También es llamativo el nivel de agua caída en lo que va de mayo: 120 milímetros en 12 días, cuando el promedio normal para todo el mes es de 20 milímetros, según datos de los agricultores del lugar.
Las casas de las familias y los campos con cañaverales y granos se encuentran están sumergidos en un manto líquido desde el lunes pasado. Y las 2.000 almas que pueblan la zona permanecen aisladas, sin poder salir por sus propios medios.
“Esto ya no es vida. Cuando pensábamos que el río no iba a crecer más hasta el próximo verano, y que por fin todo iba a volver a la normalidad, el agua regresó para seguir castigándonos”, se lamentó doña Blanca Castillo.
Al igual que en Sud de Lazarte o Niogasta, poblaciones que se extinguen a causa de las permanente inundaciones que sufren por el desborde del río Chico, en Los Agudo y Las Juntas los vecinos también acusan el agobio por el agua que los tiene acorralados. Y como Blanca, la mayoría aspira a abandonar su tierra.
“Así no podemos seguir viviendo aquí. Si yo no me fui todavía, es porque me da pena abandonar la casa de mis viejos. Pero sé que tarde o temprano lo voy a tener que hacer porque aquí ya me estoy enfermando de tanto vivir en medio de un río”, lamentó la mujer. Durante estos días, en la escuela 162 no se dictan clases porque el establecimiento está jaqueado por las correntadas. Blanca aseguró que el local escolar de Las Juntas no pudo iniciar aún el ciclo lectivo porque desde el verano permanece aislado. Hasta ahí sólo se llega a lomo de caballo.
El ómnibus en estos días sólo transita hasta la capilla de Nuestra Señora de Lourdes, en el kilómetro 20 de la ruta 331. Desde allí, la gente del lugar debe esperar el tractor con un carro que dispuso la comuna de Nueva Trinidad para que los traslade hasta sus casas atravesando el río en que se convirtió la carretera hasta cerca de Las Juntas. El rústico transporte llega distribuyendo a los vecinos hasta donde se levanta la capilla de el Señor de la Divina Misericordia.
“Uno tiene que salir a comprar alimentos y otras necesidades. Si no fuera por este tractor no lo podríamos hacer. Y sufrimos esta condena cada vez que llueve. El río ya no tiene defensas y salió de su cauce”, describió enojado Leonardo Romero.
“Esta historia viene desde hace varios años, pero en este último fue peor. En verdad el problema nos está empujando a abandonar este lugar. Si tuviéramos otro en donde ir a levantar aunque sea una casilla, ya lo hubiéramos hecho”, agregó el damnificado.
Cientos de hectáreas con plantaciones de caña de azúcar y cereales corren el riesgo de perderse. Los agricultores están desesperados. Los pobladores se quejaron de que ninguna autoridad de la provincia recurrió a ayudarlos en esta emergencia en que necesitan alimentos, ropas y colchones.
“El domingo me fui a la casa de un pariente en Aguilares y cuando quise regresar el lunes, la ruta estaba llena de agua. Esto es una pesadilla que parece que nunca nos va a dejar. En verdad yo ya me tendría que haber ido a vivir en otra parte. Pero me duele abandonar la casa de mis viejos”, relató Carmen Arrieta.
El agua que se escurre por Los Agudo y Las Juntas se hace más profunda a medida que se avanza hacia el este. Es que tiende a retornar al cauce del Medinas, dice la gente. Ahí se asegura que si no se draga, reencauza y construye defensas en la margen sur del río, la población está irremediablemente condenada a desaparecer.
Serían las próximas en sufrir el mismo destino, después de Esquina y Sud de Lazarte. (C)