En Villa 9 de Julio hay temor. Si algo pudieron comprobar los vecinos en los últimos meses es que, en el enfrentamiento de las familias Toro-Carrión, cuando hay un ataque siempre hay una respuesta. El viernes mataron de un balazo en el pecho a Luciano Calderón, integrante de los Toro. Si bien esa misma tarde la Policía constató que hubo un contraataque -acribillaron a disparos a un hombre-, los investigadores creen que la guerra por el territorio no se detendrá. Por eso mismo, mientras la Policía intenta evitar nuevos enfrentamientos, la Justicia avanzó con medidas concretas y pidió la detención de cinco personas por los ataques de ese día.
Según trascendió de fuentes oficiales, por el homicidio están buscando a “Quema Rancho”, a “Fregenal”, a Carlos Carrión y a una mujer, cuya identidad no trascendió. En la investigación policial consta que tras el asesinato, integrantes de los Toro salieron a buscar a un adolescente de 14 años porque creían que era el autor del disparo que mató a Calderón. Como no lo encontraron en su casa, “Coco” Toro le habría disparado cuatro veces al padre. El tirador sería el quinto prófugo de la Justicia.
En cuanto al móvil del crimen, la Policía no tiene muchas dudas: el ataque se habría dado por las diferencias que existen entre ambos clanes que pugnan por el control territorial de villa 9 de julio. Cuando los prófugos vieron que Calderón iba solo, lo habrían perseguido, lo habrían alcanzado y lo habrían ejecutado sin piedad. Lo que sería un hecho es que los cuatro sospechosos participaron del ataque. Lo que todavía no se sabe es quién de ellos le disparó.
La venganza
Según pudieron confirmar los investigadores en base a testimonios recogidos por la Policía, el clan Toro a las pocas horas del crimen empezó a organizar la venganza. Y al primero que fueron a buscar fue a un tal “loco Ger”, de apenas 14 años. Según les dijeron, el adolescente había estado involucrado en la balacera. Entonces fueron al domicilio. Allí -como no encontraron al menor- “Coco” Toro habría descargado toda su ira disparándole a mansalva a José Antonio Rodríguez. Antes de tirarle, le habría dicho: “tu hijo ajustició al mío hace un rato, tomá”.
Operativos y miedo
Los vecinos están asustados. Saben que los Toro quieren tomar venganza a toda costa. Los Carrión también saben que esa muerte les puede generar muchos problemas. Por este motivo, el populoso barrio ubicado al norte de la ciudad es permanentemente vigilado por personal de la comisaría 10ª, móviles del 911, efectivos del grupo CERO, del cuerpo de Infantería y equipos de calle de la Dirección General de Investigación Criminal y Delitos Complejos,
Los policías, cada vez que escuchan detonar un disparo, hacen sonar sus sirenas y van en búsqueda de los autores. Incluso, en las calles Blas Parera y Martín Berho detienen a los motociclistas que cubren su rostro con cascos, cuellos polares o gorras, porque saben que así se visten los “soldados” de ambos clanes. Una vez que frenan, son requisados en búsqueda de armas.
Algunas versiones indican que los prófugos huyeron hacia otro punto de Tucumán. Otras, aseguran que escaparon hacia provincias vecinas, aprovechando que tienen un buen respaldo financiero y económico, para no ser atrapados.
Los vecinos quieren paz
Mientras los Carrión se esconden y los Toro prometen venganza, el vecindario sólo pide que las autoridades pongan punto final a esta guerra entre bandas narco.
Carlos, empleado de una panadería de la zona, habló con LA GACETA, con la condición de que no sea publicado su apellido. “Así no se puede vivir más. Somos presos de estos delincuentes, que no sólo matan a nuestros hijos vendiéndoles porquerías, sino que además asesinan a gente inocente por los enfrentamientos que ellos tienen por sus negocios”, dijo. Soledad Gutiérrez, una vecina, expresó: “esto se va a acabar cuando se terminen matando entre ellos. Y la Policía no se mete porque están esperando eso. Mientras tanto, nosotros no podemos salir a la calle porque ellos todo lo resuelven a disparos limpios”. José Herrera relató que desde hace seis meses que aterrorizan al barrio. “No puede ser que primero nos hayamos aguantado que vendan droga y que ahora pongan en riesgo la vida de los vecinos por su guerra. Si la Policía de Tucumán no puede hacer nada, que venga Gendarmería y los saque a todos como hacen en Rosario y Buenos Aires”, exigió el vecino.