En ese antiguo galpón de un campo ubicado en La Ramada, hace poco más de una semana, los hombres de Gendarmería Nacional no sólo encontraron 36 kilos de marihuana, sino que sumaron pruebas contundentes para establecer que las bandas narco tucumanas cuentan con la logística y los fondos necesarios para traficar drogas desde el exterior para distribuirla en esta y en otras provincias de la región.
Los grupos, según la investigación que desarrolla el juez Federal de Santiago del Estero Guillermo Molinari, están involucrados en la venta y distribución de drogas. En la causa aparecen nombres conocidos: Carla “La Jefa” Sánchez, un tal “Fermín” o “El Cordobés” y el “Cheto Pi”, entre otros.
“Es una sociedad entre narcos argentinos y paraguayos que acopiaban la droga en Tucumán”, aseguró Pedro Simón, fiscal federal santiagueño que participó de la investigación.
“La Jefa” está detenida desde hace meses en una cárcel de máxima seguridad de Salta. Sin embargo, según las escuchas telefónicas que realizaron los investigadores, desde su lugar de encierro habría seguido manejando o dando instrucciones precisas para que el negocio siguiera funcionando.
Ella, en principio, está sospechada de haberse conectado con los narcos paraguayos para que le trajeran la droga desde el vecino país. Antes, la organización que lideraba “La Jefa” trasladaba por vía terrestre la droga. Todo cambió desde el año pasado. La policía santiagueña le incautó un cargamento de 1.100 kilos de marihuana en la localidad de Pozo Hondo.
“La marihuana llegaba por vía aérea y, a través del sistema de bombardeo (ocupantes de la nave la arrojbaan desde el aire el cargamento a un campo para que personas lo recogieran luego) introducían la mercadería al país. Las tareas de inteligencia se demoraron varios días debido a que por las malas condiciones climáticas no podían hacerlo”, explicó Simón en una charla telefónica con LA GACETA.
Sánchez, concepcionense de 35 años, fue detenida en noviembre pasado en un country de Yerba Buena, también por orden del juez Molinari. La mujer, a la que le gustaba circular en autos de alta gama y usar ropa lujosa, está acusada dirigir una red que abastecía de drogas a todas las provincias del NOA y a otras como Mendoza y Neuquén. Ella sería quien realizó el contacto con los narcos paraguayos.
Otra mujer participa en esa organización. Simón sospecha que la dueña y piloto de la avioneta en la que se trasladaba la droga es una paraguaya. Según las estimaciones de los investigadores, se traslaradían unos 500 kilos por vuelo. La mujer, según trascendió, se alojaba en un lujoso hotel de nuestra ciudad, pero cuando los gendarmes fueron a buscarla ya había huido.
Vínculos
El fiscal Simón, en la charla con LA GACETA, confirmó que cuenta con elementos suficientes para sospechar que la marihuana era adquirida por grupos narco que operan en esta provincia. Según la hipótesis de los investigadores, las bandas compran la droga en el exterior para comercializarlas en sus “quioscos” o vendérselas al por mayor a otras personas.
Entre los ocho detenidos, hay un matrimonio de esta provincia. La pareja, cuyos nombres se mantienen en reserva por cuestiones legales, trabajarían para un tal “Fermín” o “Cordobés”, conocido transa que opera en una zona específica de Villa 9 de Julio. Su nombre cobró fama cuando hizo un recital en su barrio para festejar el cumpleaños de su hijo. El espectáculo familiar contó con la presencia estelar del Grupo Green.
En la vivienda de ese matrimonio, donde se detuvo a la mujer, se secuestró más de $ 500.000. Para los investigadores, esa suma era para pagarles a los narcos paraguayos los viajes que realizaban. Trascendió que la mujer estaría por pedir la eximición de prisión por ser madre de seis hijos, uno de ellos con capacidades diferentes.
Las sospechas sobre el “Cheto Pi” van más lejos aún. Desde los tribunales santiagueños se informa que cada vez son más las pruebas que lo vinculan con “La Jefa”. Supuestamente, desde hace tiempo venían operando juntos en compras de cantidades importantes de drogas en Paraguay, pero no se descarta que también realicen operaciones en Bolivia.
El acusado es líder la banda “Los 30”. Ellos, siempre según versiones judiciales, se encargan del narcomenudeo en la zona sur de San Miguel de Tucumán. Su área de “dominio” estaría comprendida por los barrios Villa Amalia, 11 de Marzo, Ejército Argentino, Villa Angelina y Mercofrut, entre otros. (Ver “Contra las cuerdas”).
Los investigadores tienen una teoría y explican el accionar de los líderes de estas bandas tomando como ejemplo el negocio de una carnicería. Ellos -sostienen los uniformados- comienzan vendiendo carne en un barrio. Con el tiempo, abren sucursales en otros puntos. Después, cuando cuentan con el capital necesario, dejan de comprarles a los matarifes y ellos van en búsqueda del ganado en pie. “Si bien deben hacerse cargo del traslado, se ahorran muchísimo dinero porque no hay intermediarios”, metaforizó una fuente policial.
“Es una organización muy importante la que se logró sacar de circulación. A medida que se va perfeccionando el nivel de investigación, se pueden desbaratar a las organizaciones en los niveles más altos”, aseguró Simón.
Contra las cuerdas
El “Cheto pi” está en la mira de los investigadores por dos homicidios
Aquellos que lo conocen aseguran que es un hombre precavido y que cuida cada centavo que gana en el “negocio”. Sin embargo, el “Cheto Pi” quedó en el centro de la escena de las pesquisas por dos homicidios. En noviembre, los integrantes de “Los 30”, la banda que lidera, se tiroteó con los miembros de “Los Garra”: en medio quedó María de los Ángeles Ramallo, que murió al recibir varios disparos. A la vez, la Policía cree que el hijo de 15 años del “Cheto Pi” fue el autor de los disparos que acabaron con la vida de Sergio Hernández el lunes pasado, durante una pelea por cuestiones sentimentales en el sur de la capital. Los investigadores suponen que el adolescente es ocultado por su madre o por el propio “Cheto Pi”, pese a que es inimputable por su edad. Los pesquisas vigilan countries de Yerba Buena donde sospechan que residiría el “Cheto Pi”, aunque no descartan que haya huido a otra provincia.