La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se pronunció luego de que la Cámara de Diputados aprobara anoche el juicio Político en su contra. "Tengo la conciencia tranquila", repitió una y otra vez la mandataria en su primer discurso tras la decisión. El futuro del proceso en su contra ahora deberá ser aprobado por el Senado. Si el impeachment sigue su curso, será desplazada del cargo por los 180 días que dure el juicio.
"La imagen que se transmitió al mundo es la del abuso de poder, falta de compromiso con las instituciones y con las prácticas éticas y morales", afirmó Rousseff.
Visiblemente enojada, la mandataria afirmó que siempre luchó por la democracia. "En el pasado enfrenté la dictadura por convicción y ahora enfrento este golpe de Estado por convicción". "Ningún gobierno será legítimo así, el pueblo no podrá sentirse representado", advirtió la presidenta.
Para la mandataria, están cometiendo una injusticia con ella. "Están condenando a una inocente", repitió una y otra vez. Es que según la izquierdista los actos que se le imputan son los mismos que practicaron todos los otros presidente brasileños pero nunca fueron catalogados de crímenes o ilegalidad.
Michel Temer, su vicepresidente también recibió su repudio. "A las sociedades no le gustan los traidores. Y lo que hace este vicepresidente como este es horrible", sentenció.
"No comenzó el fin, recién comienza la lucha", dijo Rousseff y afirmó que defenderá el 54% de votos que obtuvo en las elecciones.
El pedido de impeachment contra la mandataria fue solicitado por varios diputados, entre los que se encuentran Jovair Arantes y Hélio Bicudo, fundador del Partido de los Trabajadores, quienes denunciaron que la jefa de Estado había usado fondos de bancos públicos para cubrir programas de responsabilidad del Gobierno. Arantes concluyó en su informe que hay indicios de que Rousseff autorizó gastos no presupuestados sin consultar al Congreso, entre 2014 y 2015, con el fin de "maquillar y equilibrar" el flujo económico de su mandato.