En una muestra de respaldo político, el intendente Germán Alfaro llevó ayer a su esposa, la ex legisladora Beatriz Ávila, a un acto en la Casa Histórica. Allí, el matrimonio coincidió con el concejal Ricardo Bussi, quien había cuestionado que Ávila supervise obras financiadas con fondos municipales, sin tener cargo en la administración.

Según funcionarios del municipio, Alfaro saludó al presidente de Fuerza Republicana. La versión de Bussi es diferente. Dijo que ya el sábado, en un acto, no había sido saludado por el intendente, y que ayer la situación fue más notoria porque nadie de la comitiva oficial le tendió la mano. “Se enojan porque digo que usan los recursos públicos para hacer campaña. No saludar a un concejal es de una estatura política espantosa”, relató.

“Cuestionamos desde nuestro rol de oposición. Le pedimos al intendente que mantenga sujetados a los mirandistas arribados a su gestión”, añadió Bussi, en alusión a la designación de Enrique Romero como subsecretario de Tránsito.

El secretario de Gobierno, Walter Berarducci, defendió al matrimonio Alfaro-Ávila: “Sorprende que hable de familia en la política quien su única condición es la de ser el de ‘hijo de papá’. Ávila no preside ninguna fundación y acompaña la gestión del intendente como militante peronista. Están queriendo hacer un problema donde no hay. Ella renunció como concejal para evitar suspicacias y poder acompañar a su marido y lo seguirá haciendo. Invito a Bussi a que sume a su esposa para que también nos acompañe en nuestra gestión o, al menos, que lo acompañe a él, cuando haga algo que beneficie a los tucumanos”.