Bruno Farano - LG Deportiva
La bomba que San Jorge activó en La Ciudadela con ese 2-0 tan glorioso para el “Expreso Verde” como lapidario para el “Santo” explotó horas más tarde llevándose por delante a Sebastián Pena, quien hoy carga con la cruz de un San Martín que hace mucho tiempo vive en penumbras.
En un fútbol cada vez más resultadista, donde las derrotas se pagan con sangre, cuando la mano viene torcida la soga siempre se corta por su lado más fino. Y una vez más, un entrenador debe dejar su cargo acosado por los malos resultados.
Pena llegó a Tucumán en junio de 2015 para tomar la posta de Darío Tempesta e intentar encarrilar el rumbo de uno de los planteles más pobres de San Martín en las últimas décadas y sus primeros partidos arrojaron una grata sorpresa. En su debut en el banco, su equipo le dio una lección de fútbol a Gimnasia y Tiro (lo venció 3-0) invitando a sus hinchas a ilusionarse. En base a buenas producciones, aquel equipo no sólo evidenció una mejoría notable, sino que consiguió el boleto a la fase final del pasado torneo. Pero ahí comenzaron los inconvenientes. Un plantel corto y algunas lesiones lo condenaron. El equipo comenzó a caerse hasta quedar eliminado en Cipolletti, el 15 de noviembre pasado.
A pesar de todo, el balance resultó ser positivo y la comisión directiva, en aquel momento, decidió ratificar al entrenador, dándole la oportunidad de arrancar de cero. Pena armó su equipo y hasta se dio el gusto de ganarle a Atlético la serie de pretemporada por la “Copa Bicentenario”. Ese fue “su” momento en Tucumán.
Además, arrancó el actual Federal A a paso firme terminando primero e invicto la primera rueda del torneo. Pero a partir de ahí, el equipo no fue el mismo y comenzó la curva descendente en el rendimiento de varios jugadores. San Martín no volvió a ganar: empató con Güemes, luego cayó contra Concepción FC y San Jorge dejando dos imágenes tristísimas.
Las faltas de respuestas por parte de varios jugadores que, inexplicablemente bajaron su rendimientos, terminaron sepultando los sueños que Pena tenía con San Martín. “Le tomé un cariño gigante y espero que le vaya muy bien”, señaló el DT tras anunciarle anoche a los dirigentes que dejaba el cargo.
Ahora, la pelota la tienen los directivos. ¿Serán capaces de acertar en la elección del entrenador para revertir el oscuro presente?