Varios son los síntomas del cambio de paradigma para la Argentina. Y no es la primera vez que ocurre. Con Carlos Menem, Argentina era vista como el mejor alumno de LATAM. Para que, luego de su segunda presidencia, con un incremento fuerte del gasto, entrara en un período oscuro con la corta presidencia de Fernando De La Rua, intentando sostener un modelo de paridad con el dólar, que, con un precio promedio de la soja por 3 años en 190 dólares resultó imposible e implosionó con la peor crisis que se recuerde en nuestro país.

Un periodo de estabilización, devaluación y el mundo ayudando con una soja que se triplicaba permitieron que la Argentina saliera del pozo con Néstor Kirchner. El campo ayudó con las retenciones, pero, nuevamente el exceso de gasto en las sucesivas presidencias de Cristina Fernandez determinaron la depreciación constante de variables. La inflación trepó al 30%, y nuevamente un intento de dejar atado al dólar, esta vez a 9, cuando el mercado decía que valía $15 llevaron al paradigma a cambiar.

El cambio de paradigma vino nuevamente con devaluación, o, mejor dicho, con el reconocimiento de lo que el mercado decía que valía el dólar y ello ha llevado a los precios a crecer fuertemente. Especialmente producto de aquellos productos importados que entraban a $9, hoy entran a $15. Eso se ha visto reflejado inevitablemente en la inflación o, al menos, en la que calcula la ciudad porque aún el Indec, otro de los desbalances del gobierno anterior, no ha podido publicar nuevamente un índice a nivel nacional.

Pero el cambio también presenta interesantes señales de esperanza para la Argentina, a diferencia de aquella implosión con De La Rua. Si bien será un proceso difícil, que implicará que Argentina tendrá varios años de sintonía fina en su presupuesto para bajar el déficit de 7% sobre PBI a cero, el equipo que lo llevará a cabo es visto como uno de los mejor formados de la historia y ha sido comparado en el exterior con una suerte de Barcelona de economistas.

La delantera de ese equipo, con Federico Sturzenegger como 9 y con Alfonso Pray Gay como 10, intentan bajar la inflación del 30% al 25% este año a partir de secar la plaza de pesos. Para ello, mientras Mercedes Marcó del Pont, Juan Carlos Fábrega y Alejandro Vanoli desde el Central incrementaron la oferta monetaria en 31%, 26% y 43% respectivamente, desde el inicio de su gestión, Sturzenegger la redujo un 19%. Esto, a costa de incrementar el retorno de las Lebacs hasta el 38%. Pocos inversores minoristas lo saben pero pueden aspirar a estos excelentes retornos de bajísimo riesgo a través de las suscripciones que realiza el Banco Central todos los martes con la plataforma de InvertirOnline.com.

Otra señal interesante del cambio y del nuevo paradigma es que el mundo nuevamente nos mira. Que el presidente norteamericano haya vuelto a visitar la Argentina es una señal no menor. Mientras, en Brasil, los casos de corrupción no paran de incrementar la indignación social, la desaprobación de la gestión del gobierno y la población sale a las calles con pancartas que señalan “menos Venezuela y más Argentina”. Desde el mercado, esto se evidencia haciendo subir las tasas de los bonos brasileros y bajando la de los Argentinos. Bonos como el AY24 ya señalan la posibilidad de salida del default luego de 15 años con tasas del 7.50%.