Aquel Tucumán de hace cuatro décadas -turbulento, caótico, apasionado y a la vez terrible- cobra vida en la prosa de Bernardo Vides Almonacid. En ese contexto se desarrolla uno de los planos de “La patria de los herejes”, novela que el autor presentará mañana a las 20.30 en el Virla (25 de Mayo 265).

La trama viaja en la geografía, de Buenos Aires a Tucumán; y en el tiempo, de la crisis de fines de los 90 al caldo de cultivo político y social de los 70. Allí afloran rasgos históricos, personajes y costumbres propias de la vida provincial de aquella época. Ese anclaje urbano le proporciona un sabor especial a la novela. Acerca al lector contemporáneo de los hechos, lo hace partícipe, y alimenta el ansia de conocimiento de los más jóvenes al traccionarlos hacia el Tucumán que los precedió.

“La patria de los herejes” fue editada por el el Departamento de Publicaciones de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT, en la colección “Letra y voz” de Humanitas. La presentación estará a cargo de Liliana Massara (autora del prólogo) y de Marcelo Villalba. El músico Lucho Hoyos interpretará algunos temas.

Según Massara, el libro entreteje los hilos de un trozo de historia argentina. “Son pasajes de tiempo que hacen hincapié en un período ya ausente, mediante un discurso que remite a la idea de que las sociedades tienen que hacer memoria para procesar los errores cometidos y los sufrimientos vividos en su conjunto”, sostiene.

Durante muchos años Vides proporcionó su mirada sobre los vaivenes políticos y sociales de Tucumán en las páginas de la prensa. Fue un vínculo diario e intenso con miles de lectores a través de personajes queribles y emblemáticos como Goyito El Lustrín y Magoya. Goyito había nacido en el diario El Pueblo, allá por 1972 y renació una década después en el vespertino La Tarde. Magoya se instaló de 1993 a 1999 en LA GACETA. Otro personaje, El Tío, asomó en Noticias.

También en LA GACETA, Vides publicó historietas para niños con temática ecológica y educativa. Luego se abocó a la tarea docente, además de participar en salones y festivales internacionales de gráfica y dibujos animados. “La patria de los herejes” lo muestra en otra faceta, la literaria, a caballo de una novela capaz de funcionar como ejercicio de la memoria.