Fueron excluidos en el mismo Juego Olímpico y juntos buscan volver. Si bien ambos deportes tienen un importante caudal de practicantes, la distribución global no es la ideal, o al menos, la que se busca desde el Comité Olímpico Internacional.

Los principales polos de béisbol y sóftbol están en América y Asia. En Europa su práctica es escasa. El béisbol tuvo presencia olímpica entre 1992 y 2008 período en el cual ningún país europeo subió al podio y siempre, salvo en 2004 (medalla de plata de Australia), las naciones que obtuvieron las preseas eran americanas o asiáticas. En cuanto al sóftbol sucedió algo similar: entre 1996 y 2008 las medallas se las repartieron entre Estados Unidos, China, Japón y Australia.

Roberto Díaz Taddei es el presidente de la Asociación Tucumana de Béisbol y fue uno de los 30 argentinos elegidos por la Major League Béisbol (MLB) estadounidense. “Estuve en una capacitación en Buenos Aires. Las Grandes Ligas de Estados Unidos tienen la política de ampliar el béisbol para que sea olímpico. Se siente esta política mundial”, reconoció Díaz Taddei. En permanecer radica la principal preocupación del béisbol. Sucede que el deseo del Movimiento Olímpico es que las estrellas de cada deporte estén en los Juegos, algo que se torna difícil ya que la temporada regular de la liga de Estados Unidos coincide con las gestas olímpicas. “Sería un error acordar ir a Tokio y que no haya un compromiso de mantener el béisbol en el programa olímpico”, declaró el comisionado de Grandes Ligas, Rob Manfred.

La exigencia es para la Confederación Mundial de Béisbol y Sóftbol cuya fusión fue necesaria porque la Carta Olímpica pone como requisito que el deporte sea practicado por hombres, en el caso de béisbol, y por mujeres, en el caso del sóftbol.

¿Podría disputarse una competencia de surf en Tucumán? La respuesta es sí, aunque suene raro. “Una competencia se puede hacer con 20 mujeres y 20 hombres. El escenario puede ser el mar o en una pileta de olas, un sistema que genera ondulaciones de que lo haría más mediático y espectacular”, explicó Fernando Aguerre en una entrevista.

Aguerre es el líder del surf a nivel mundial y es argentino. El desarrollo de la tecnología permite que un deporte que se practica originalmente en el océano pueda practicarse en un escenario artificial (en la foto está la simulación de lo que sería el estadio).

Así que no hay privación en caso de que en el futuro una cita olímpica se realice en una ciudad sin costa. De hecho, actualmente, deportes como kayak o mountain bike se realizan en escenarios construidos, prescindiendo del río o la montaña.

Aguerre consideró que el surf marcaría un antes y un después si es que se convierte en olímpico en Tokio 2020. “Es uno de los deportes que rejuvenecerán a los Juegos”, vaticinó el presidente de la International Surfing Association.

La escalada deportiva tiene una corta existencia. Su nacimiento se puede situar en 1940, pero no es hasta 1991 que irrumpe en la escena internacional cuando se celebró la primera Copa del Mundo en Frankfurt, Alemania. A comparación de otros deportes, la escalada deportiva lleva buena velocidad en la carrera olímpica. En 2010 el COI reconoció al deporte y en 2011 ingresó a la lista de candidatos para Tokio 2020. En 2014, formó parte del programa olímpico de exhibición de los Juegos de la Juventud de Nanjing, China. Según los datos que tiene la Federación Internacional de Escalada Deportiva hay 35 millones de escaladores en el mundo. Si bien por estas latitudes el deporte tiene un tímido desarrollo, su práctica va en ascenso.

Pablo Goloboff disfruta de la escalada deportiva. Escaló en cada palestra que se levantó en Tucumán y también simpatiza con la escalada en roca al aire libre. Goloboff se animó a vaticinar lo que podría sentir el espectador primerizo, si el deporte se convierte en olímpico. “A la gente que no lo conoce, le puede resultar aburrido: ve un tipo subiendo y puede parecer muy fácil, hasta que lo prueba”, analizó.

“La gente que va a ver los campeonatos internacionales es gente que escala; entiende lo que está viendo. Quizás el resto lo verá y pensará: ‘qué difícil’. Pero no tienen idea de lo exigente que es”, destacó. Partiendo desde las palabras de Goloboff formar parte del programa olímpico sería beneficioso para la escalada deportiva: aprovecharía una vidriera que mirarán millones de personas.

Algunos skaters no quieren que las patinetas sean adornadas con los anillos olímpicos. Insisten en que, lo que ellos hacen, no es un deporte, sino un estilo de vida que podría verse alterado. Pero para otros sería todo un suceso.

El skateboarding es una de las actividades más convocantes de los “X Games”, el equivalente a los Juegos Olímpicos, pero de los deportes alternativos. El skateboarding sería un estupendo deporte para poner en práctica la política que sigue el Comité Olímpico Internacional (COI) de captar los gustos de las generaciones más jóvenes. Eso fue lo que se logró con la experiencia piloto en los Juegos Olímpicos de la Juventud en 2014: en Nanjing, las modalidades street o calle y vert o rampa registraron picos de 5.000 espectadores diarios.

Se necesitan dos manos para contabilizar la cantidad de veces que el karate intentó ser olímpico. Pero parece que esta vez el “siga participando” no será la directiva que deba cumplir el arte marcial. El karate cumple con todos los requisitos para estar en un Juego Olímpico desde hace mucho tiempo. Será por algún destino negativo que no puede esquivar o algunas diferencias antiguas a nivel dirigencial que este deporte nunca ingresó en el programa olímpico.

¿Por qué esta elección sería distinta? Porque Japón es la tierra donde nació el karate y habitualmente el país organizador tiene el poder, justo por cierto, para inclinar la balanza hacia la disciplina que desee. Ser local en Tokio 2020 puede ser clave en la decisión. “En ese factor nos apoyamos todos los karatecas del mundo”, destacó Iván Troitiño, presidente de la Federación Tucumana de karate. El sensei también es juez internacional del deporte, función que cumplió en los últimos Juegos Panamericanos de Toronto. “El informe de la televisión canadiense fue súper positivo. Calificaron que el karate había sido el deporte más atractivo para la vista y el mejor organizado. Su dinámica y las herramientas que pueden observarse durante el combate llamaron la atención”, explicó Troitiño.

Otro factor es clave para considerar que el karate sea elegido: la infraestructura. Al ser el lugar de origen del karate, no habría que construir, ni siquiera mejorar, los estadios para que las competencias se ejecuten con excelencia. Las estimaciones apuntan que 50 millones de personas practican karate en todo el mundo, unas 10.000 están en Argentina de las cuales unas 1.000 son de Tucumán. La importancia a nivel internacional se puede comparar con el siguiente dato: la World Karate Federation, es decir, la Federación Mundial de Karate tiene 192 naciones miembros, una menos que la Organización de las Naciones Unidas (ONU).