El papa Francisco celebró ayer la Vigilia Pascual en la basílica de San Pedro, en la que, durante una ceremonia de varias horas, recordó la resurrección de Jesucristo y llamó a los creyentes a no dejarse abrumar por los problemas y obstáculos.

Durante la ceremonia, el Papa bautizó, como es tradición, a varios adultos. “Las oscuridades y temores no pueden atraer la mirada del alma y tomar posesión del corazón”, afirmó.

El Papa dijo que la resurrección de Cristo puede brindar coraje y ayudar a despejar del camino “las piedras de la disputa y los guijarros del pasado, las pesadas rocas de las debilidades y fracasos”. “La esperanza cristiana es un regalo que nos hace Dios cuando nos salimos de nosotros mismos y nos abrimos a él”, añadió. El Pontífice dijo que siempre habrá problemas, pero que estos no pueden definir la vida. Por eso, es tarea de la Iglesia “despertar y volver a revivir la esperanza en los corazones oprimidos por la tristeza, en aquellos que tienen dificultades para encontrar la luz de la vida” y añadió: “Esto es muy necesario hoy en día”. “De lo contrario seríamos una institución internacional con un gran número de seguidores y buenas reglas pero incapaz de dar la esperanza de la que el mundo está sediento”, afirmó Francisco. El Papa también condenó la indiferencia frente a los necesitados, frente a los que huyen de la guerra como los refugiados, y frente al terrorismo.