Un flaco de Lules

Ramón “Palito” Ortega partió de su Lules natal a tentar suerte en Buenos Aires, y se ganó la vida trabajando en varios oficios, hasta que se consagró como ídolo popular. Fue la estrella del Club del Clan a principios de los 70. Fueron varios discos y muchos éxitos como “Despeinada”, “La felicidad”. Filmó más de 30 películas, fue gobernador de Tucumán y senador nacional. Y retornó a la música, como artista y como productor.


Charly García, Pedro Aznar, Moris, Nito Mestre, Maxi Tymzcyczyn (Guasones), Fernando Samalea, Emanuel y Rosario Ortega, entre otros, participaron de “Cantando con amigos”, el disco que Ramón Palito Ortega presentó con bombos y platillos en octubre de 2015. “Me encanta este disco, sobre todo por la gente que me acompañó y porque tuve el tiempo para escribir tranquilo”, dijo entonces a Cadena 3.

A los 75 años, Ortega ha seguido escribiendo, no solo música sino también memorias, las propias, en “Autorretrato”, el libro autobiográfico que presentará la primera semana de abril, según publica Los Andes.

El fin de semana, el psicoanalista José Eduardo Abadi lo entrevistó en la sección En terapia de Clarín. Allí hace un racconto de su vida y de su trayectoria artística siempre ligadas y expuestas.

Se explayó sobre sus amigos ilustres en sus comienzos, como María Elena Walsh o Aníbal Troilo (que lo llamaba “Tolipa”). Habló de su misión en la vida, de la música metida en todo cuanto hizo; de representar la aspiración de los provincianos que triunfan en la gran ciudad, pero, sobre todo, recordó los vaivenes de la pareja de sus padres y los agujeros afectivos. Y de la recompensa que significó la construcción de una familia sólida. “El premio mayor evidentemente lo habré tenido con mi familia -afirma Palito-.Tengo seis hijos maravillosos que trabajan y a los que les va bien. A Luis le gusta hacer cine (Historia de un Clan) es un chico de gran sensibilidad. Leonardo Favio lo señaló como su sucesor. Emmanuel vive en EEUU; Sebastián es productor, Rosario canta. Julieta es actriz y estudió mucho tiempo en un colegio de Los Angeles. Martín, que es el mayor, es la mano derecha de Sebastián. Todos están caminando su vida y yo, como digo, me levanté siempre y a mi corazón le debo un canto al sol cuando lo veo brillar”.

Lo refrenda en su canción, que también se llama “Autorretrato”: “Nací un mes de marzo a plena luz. Fui la alegría y la inquietud de aquel hogar tan pueblerino. Crecí junto al cañaveral, calmé mi sed en un manantial. Le di mi canto a los caminos. Viví entre el defecto y la virtud, desasosiegos y quietud. Viví tristezas y alegrías; si alguna vez me equivoqué, no me arrepiento porque hoy sé que esa es la escuela de la vida”... “Pasé de la inocencia al rigor, de la niñez sin transición a ser un hombre. Tal vez un día encuentre al niño aquel, llevando a cuestas su vejez quién sabe a dónde. Amé las cosas simples de verdad, fui aprendiendo a valorar cada detalle de la vida. No me arrepiento de mi ayer, lo que sufrí ya lo olvidé, soy el autor de mi alegría”.