Lo primero que impacta es que al salón le sobren sillas. Lo segundo (y último), su rapidez: 25 minutos. En ese lapso, el intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, dio ayer su primer discurso de apertura de sesiones ordinarias del Concejo Deliberante. Unas 100 personas, a lo sumo, estuvieron en la sesión.

De toda su alocución, el tramo en el que más veces arrugó el ceño fue cuando se refirió a lo que el toledismo hizo en los últimos años en el Gobierno municipal, a decir suyo. “Recibí un municipio devastado. Devastado en lo financiero y en lo edilicio. Devastado en sus servicios públicos. Y devastado en sus recursos humanos, con un personal completamente desmotivado”.

De un pincelazo, proporcionó luego algunas cifras, que acreditarían ese quebranto en los números. Dijo que heredó una deuda muy seria con el Gobierno provincial, y que tuvo que hacerse cargo de pagos con cheques que habían sido emitidos por unos $ 4,5 millones. Habló de compromisos con programas y con obras, que incluso no han sido certificadas, por casi $ 13 millones. “Con los organismos recaudadores tenemos una deuda de $ 6,5 millones, por retenciones que se hicieron pero no se depositaron. Y hay contratos de locación con atrasos de hasta 10 meses”, prosiguió.

Sin ahondar más, mencionó al obrador y a la Dirección de Catastro municipales como las dependencias donde se constata esa “desidia”. Por ello, aseguró que sus funcionarios auditarán caso por caso. El tema de la revisión está pendiente en el discurso de Campero desde hace cuatro meses, cuando en octubre pasado había declarado, en estas páginas, que apenas asumiera iba a hacer una auditoría.

Tres hojas de presente

Tras esa descripción del legado (a la que calificó como forzosa: “me veo en la obligación de rendir cuentas sobre el estado en el que encontré al municipio”), el tono de su voz cambió. Se volvió entusiasta para decir que él y su gente están trabajando. “Todas las áreas del Gabinete (levanta la mirada) se han puesto en la titánica tarea (levanta la mirada) de ordenar la Municipalidad (levanta la mirada)”.

Y si Campero debió levantar la mirada hacia el auditorio, es porque había llevado su discurso escrito, en cinco hojas. Tres de esos papeles los dedicó a enumerar las cosas que hizo en estos cuatro meses de gestión, según él, y las que planea hacer.

Contó, por ejemplo, que ha conversado con José Cano -el coordinador tucumano del Plan Belgrano, con el que el presidente, Mauricio Macri, pretende mejorar la infraestructura de las provincias del Norte- para que continúen las obras de entubamiento del canal Boulevard 9 de Julio y de pavimento del Camino de Sirga. “También hemos presentado propuestas para mejorar los accesos y para construir un centro deportivo, un centro cívico y una nueva escuela”.

Enseguida pasó a hablar de la compra de dos camiones, que serán usados para la recolección de la basura; de un plan de bacheo de las calles, que se encuentra condicionado por las lluvias; de la licitación de semáforos, para reordenar el tráfico; de un proceso de modernización del alumbrado público, en marcha, y de la redacción de un plan estratégico de crecimiento urbano. Sobre el final, anunció que se triplicará la suma que antes se le destinaba al Carrillo para la compra de materiales y de medicamentos, y que en la escuela pública Petrona Adami se enseñará inglés desde la primaria.

A las 11 en punto, cuando todavía no había pasado media hora, el intendente radical de 32 años dejó inaugurado el año legislativo yerbabuenense. Lo aplaudieron los concejales, funcionarios municipales, jefes policiales, un párroco y algunos vecinos. Acababa así una jornada sin militantes ni bombos, en contraste con la gestión anterior.

La voz de los concejales

El reloj empieza a correr

“Me pareció bien que el intendente Mariano Campero diga, brevemente, cómo recibió el municipio. Devastado. Ahora, debemos mirar hacia adelante. No hay excusas. Por eso, anhelo que mantengamos una buena comunicación entre el legislativo y el ejecutivo. Así, podremos salir adelante, luego de tantos años de desgobierno. Entiendo la ansiedad de la gente, pero estos meses nos sirvieron para acomodarnos y conocer cuáles son los recursos con los que contamos. Ahora tenemos que mostrar avances”. Marcelo Rojas, Cambiemos Yerba Buena.

La unidad, ante y entre todos

“Me pareció un discurso conciso y certero, donde se habló, principalmente, de la recepción de un municipio endeudado. Considero fundamental, también, el mensaje de unidad, no sólo entre los distintos bloques del Concejo Deliberante, sino también entre los distintos poderes. Rescato, además, las menciones a la importancia de las obras públicas para mejorar la calidad de vida de los vecinos”. Lisandro Emiliano Argiró, del radicalismo.

“No se puede seguir llorando”

“A quienes venimos de las filas de la Unión Cívica Radical, nos resultó un discurso electoral, lejos de un inicio del período ordinario de sesiones. El intendente está en funciones hace cuatro meses. Pero basta con recorrer las calles para darse cuenta de que el programa de bacheo no ha dado frutos. La basura sigue quedando dispersa por todos lados. Y la inseguridad es una materia pendiente. No se puede seguir llorando por la anterior gestión. Hoy, la ciudad está igual o peor que antes”. Maximiliano García, del radicalismo. 

De Macri a Campero

“No estoy de acuerdo con la política discursiva de “Cambiemos”, de echarle la culpa al gobierno kirchnerista que se fue. Considero que los 12 años que pasaron fueron de progreso, dentro del marco de los errores. Ante eso, es justo rescatar que el intendente Mariano Campero no incluyó agresiones en su discurso, como sí las hubo en el del presidente, Mauricio Macri”. Walter “Kabuby” Aráoz, del peronismo.