Después de la tormenta, después de las tensas clausuras de pubs y bares llevadas adelante en 2012, algunos empresarios decidieron apostar nuevamente a la zona del ex Abasto. Con perfiles diferentes al ajetreo de 2006, pero un circuito al fin. Eso es lo que esperan. “Nosotros queremos que se convierta en una zona similar a la calle Balcarce, de Salta, algo que todavía no existe en Tucumán”, dice Lisandro Arévalo. Hace tres años decidió apostar por El Abasto con un restaurante con espectáculos en vivo en la esquina de Piedras y Miguel Lillo, La Negra, en homenaje a Mercedes Sosa.

“Es una zona difícil”, admite el emprendedor. Pero no lo es ni por el recuerdo de Paulina Lebbos y la posterior estigmatización, tampoco por el descontrol de otras épocas. Es una zona difícil por el emplazamiento en sí, porque está justo en medio de la capital y Yerba Buena, unas cuadras adentro de la avenida principal de la ciudad. “Pero de a poco la gente se acerca y también se animan algunos empresarios. Ojalá sean muchos más para que la zona tenga su despegue definitivo”, dice.

Para el músico Pablo Pacífico, El Abasto fue “la Balcarce” que Tucumán siempre necesitó, pero que ahora no existe. “Era el comienzo de un circuito así, donde se producía la convergencia de toda la actividad nocturna. Si hoy viene un turista a Tucumán y lo querés mandar a algún lugar a divertirse... no sabés a dónde mandarlo, porque no hay”, demanda. “A mí me entristeció mucho la muerte de Paulina y me sorprendió muchísimo que todo haya comenzado ahí, porque no era una zona espesa, más bien lo contrario. Y también me entristece, como artista, que haya muerto ese lugar con tantas opciones”, confiesa.

El bar de Arévalo, una parrillada un pub y un salón donde se hacen eventos y recitales son las pocas opciones que resistieron la tempestad en la zona.