Diez claves para entender el aumento en la tarifa de la luz

El especialista en energía, Cristian Folgar, explicó, en diálogo con LA GACETA, que la diferencia de porcentajes de reajustes entre las provincias se debe a que el costo de la energía mayorista no es similar para todas las distribuidoras. Entonces, el aumento de la energía impacta de un modo diferente en las tarifas finales. “Como en Capital Federal y en Buenos Aires las tarifas son más bajas, el impacto de los nuevos costos para producir energía es más alto. En Tucumán, con tarifas más altas que las de Buenos Aires, el impacto porcentual es menor”, subrayó el ex subsecretario de Combustibles de la Nación.

Las tarifas de electricidad no registraba cambios desde septiembre de 2013, cuando el Gobierno nacional, que en ese entonces encabezaba la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, puso en marcha el “Programa de Convergencia de Tarifas Eléctricas y Reafirmación del Federalismo Eléctrico”. En aquel momento, el Poder Ejecutivo nacional firmó contratos con las provincias y con las empresas distribuidoras de energía para no actualizar los valores de las boletas. A cambio, ofreció subsidios que sirvieron para cubrir los costos de inversiones en obras de distribución urbana.

El miércoles pasado, el Gobierno nacional oficializó, mediante la Resolución 6/2016, del Ministerio de Energía, un nuevo cuadro tarifario, de alcance nacional, a partir de una actualización de los costos que afrontan las empresas encargadas de la generación de electricidad en el mercado energético nacional. El nuevo esquema ofrece precios de referencia, que cada provincia deberá adaptar a su propio cuadro de tarifas. La resolución establece que, a partir de ahora, la generación de energía pasó a costar $ 773 el megavatio hora (MWh). En 2014, el MWh costaba alrededor de $ 550.

Como consecuencia del nuevo cuadro tarifario, que se complementa con la quita de los subsidios estatales a la energía, las tarifas del servicio de luz domiciliaria treparán en Tucumán, en torno al 100%, es decir que se agregaría el 48% global. Según precisaron autoridades del Ente Único de Control y Regulación de los Servicios Públicos de Tucumán (Ersept), el 70% de estos usuarios consume 400 y hasta 500 kilovatios por hora bimestrales, en promedio. En la actualidad, esta franja de usuarios paga, en promedio, $ 100, o menos, en su factura. En base al nuevo cuadro tarifario, estos usuarios pagarán, aproximadamente, el doble.

Según el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE), el costo de la tarifa eléctrica en la Argentina tiene tres componentes: el transporte y la generación. Es decir, el precio que las empresas distribuidoras, como EDET, pagan la energía en el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM). El segundo componente es la distribución, o el Valor Agregado de Distribución (VAD), que incluye los costos de inversiones en las redes de operación, de mantenimiento y de comercialización del servicio. En tanto, el tercer componente está representado por los impuestos.

El Gobierno nacional subsidia la generación de energía, instancia en la cual se establece el mismo precio para todas las provincias. Esto quiere decir que todas las distribuidoras pagan igual monto para comprar la electricidad que luego comercializarán. El costo de la distribución es variable, porque depende de lo que establezca cada distrito provincial para la firma encargada de este servicio. Con el nuevo cuadro, los aumentos son divergentes. En Tucumán, el incremento rondará el 100%, mientras que en Buenos Aires será casi del 300% para los usuarios residenciales.

Las empresas distribuidoras de energía, Edenor y Edesur, que operan en Capital Federal y el Gran Buenos Aires, recibían un porcentaje mayor de subsidios del Gobierno nacional. Por esta razón, en la última década, no pudieron actualizar sus tarifas en función de los costos de distribución. Folgar recalcó que los subsidios estatales a la energía se vuelcan, principalmente, al  Mercado Eléctrico Mayorista (MEM). “Con lo cual, la reducción de subsidios, en valor absoluto, afecta a las distribuidoras y, en consecuencia, a los usuarios”, remarcó el experto en energía, Cristian Folgar.

La “tarifa social” será abonada, entre otros, por los jubilados y los pensionados que cobren hasta dos veces el haber mínimo nacional. También alcanzará a aquellas personas que trabajen en relación de dependencia, pero que perciban una remuneración bruta menor o igual a dos salarios mínimos. En el mismo universo de beneficiarios ingresarán los titulares de programas sociales.  El ministro del Interior, Rogelio Frigerio hizo saber ayer que recién hoy habrá “una información detallada sobre este tema. Pero, prefiero que los detalles los dé el ministro” del área, Juan José Aranguren, señaló.

El objetivo central es reducir el gasto público. Sobre este punto, el economista Cristian Folgar observó que, con la rebaja de subvenciones a la generación de energía, el Poder Ejecutivo pretende ahorrar cerca de $ 30.000 millones. Según datos del Instituto Argentino de la Energía (IAE) y de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), el Estado nacional destinó, entre 2004 y 2014, alrededor de $ 342.000 millones en subsidios a la energía. En 2004, se destinaron $ 1.157 millones en concepto de subvenciones, mientras que en 2014 se otorgaron $ 127.884 millones, afirmaron las entidades en un informe reciente.