¿Quiénes son los tucumanos que más cerca están de pelear por el Balón de Oro, ese que quizás conquiste Lionel Messi mañana? La pregunta es llamativa pero apunta a otra de fondo: ¿qué hace falta para que nuestra provincia cuente con un jugador de ese nivel? La primera respuesta está compuesta de tres nombres: Matías Kranevitter, Roberto Pereyra y Joaquín Correa. Queda claro que ellos están demasiado lejos de ser considerados para tal galardón, pero actualmente no hay ningún otro comprovinciano en un nivel similar al de los tres.

Lo curioso es que ninguno jugó ni siquiera un minuto en la Primera de Atlético, de San Martín o algún otro club tucumano. Sus historias son particulares, como las de la mayoría de los tucumanos que emigran hacia nuevos horizontes desde muy chicos.

Pereyra, el que más años lleva en Europa, nació en Las Talitas y empezó jugando para el desaparecido UTA. A los 14 años, fue convocado a la selección sub 15 de la Liga Tucumana que participó de un torneo nacional en Necochea. Allí, Juan Esnaider, aquel jugador que pasó por Barcelona y por River, ya en posición de cazatalentos posó sus ojos en Pereyra y lo llevó al club Cadetes, de Mar del Plata. De allí es oriundo Esnaider. La historia que siguió es más conocida: el tucumano continuó las inferiores en River, debutó en Primera, fichó para Udinese y hace dos años que defiende los colores de Juventus y es tenido en cuenta por Gerardo Martino para la Selección.

Kranevitter nació en Yerba Buena y empezó a tocar la pelota en Unión Aconquija. Se fue a probar a San Martín y, como “Pulguita” Rodríguez o Martín Palermo, recibió una negativa como respuesta. River dijo sí y con apenas 12 años, se marchó a Núñez. Antes, había tenido que ganarse la vida haciendo de caddie del golfista César Monasterio, su tío. Luego de ganar torneos locales, la Copa Sudamericana y la Copa Libertadores, a principios de año fue presentado en Atlético de Madrid y la semana pasada hizo su debut oficial en la Copa del Rey.

Por último, el caso de Correa roza varias aristas de los dos primeros. Nacido en Juan Bautista Alberdi, Correa empezó a asombrar con su fútbol en escuelitas locales hasta que un cazatalentos enviado de River (club presente en las tres historias) lo abrazó con promesas que cumpliría y lo llevó al “millonario”.

Allí estuvo un tiempo pero terminaría las inferiores en Estudiantes de La Plata. Consagrado, pasó directamente a Europa: Sampdoria, de Italia, se hizo de sus servicios por 8 millones de euros. Ahora Correa está en la preselección con miras a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

Ninguno de ellos está a la altura de Messi, pero ningún otro tucumano está a la altura de ellos.