SALTA.- Fue inevitable para el español Carlos Sainz volver al pasado cuando ganó la séptima etapa del Dakar que unió Uyuni con Salta. “Después de la jarra de agua fría el primer día, de estar parado y pensar que me tendría que retirar luego de sólo 14 minutos de carrera... Estamos muy contentos con lo realizado esta vez”, reconoció el piloto de uno de los dominantes Peugeot DKR 2008.

Así “El Matador” volvió a la vida tras unir Bolivia con Argentina en medio de intensas tormentas en tierras salteñas. El piloto madrileño ganó la etapa y le dio a Peugeot la sexta victoria consecutiva en la presente edición. La marca francesa nuevamente volvió a ser mayoría en el podio, ya que el francés Sébastien Loeb lo escoltó a sólo 38”. En la general, el galo recuperó la primera posición y lidera la carrera sobre su compatriota y compañero de equipo Stéphane Peterhansel. Sainz es tercero y, apuntalado por el primer triunfo de etapa, pondrá toda su experiencia para acechar al debutante Loeb y a Peterhansel, el más ganador de la competencia.

Más animado

El qatarí Nasser Al Attiyah logró colocar a su Mini en el último escalón del podio de la etapa. El campeón defensor tuvo un alza mínima en su espíritu. “Hemos cedido menos tiempo a los Peugeot, así que estamos contentos. Va a ser muy difícil ir por ellos, pero se ve que pueden tener problemas”, vaticinó Al Attiyah.

El atinado análisis del qatarí tiene fundamentos tras la última etapa. Después de un problema con el acelerador, Loeb sufrió con la gestión del turbo. Y vale recordar que el retraso que sufrió Sainz el primer día fue por la inexplicable rotura del motor. Aparentemente los Peugeot son vulnerables, pero no ante los rivales, sino ante sí mismos. La revisión de los DKR 2008 será minuciosa hoy, durante la jornada de descanso. (Télam-DPA-Especial)