BERLÍN.- La canciller alemana, Angela Merkel, se enfrentará a partir de hoy a uno de sus mayores desafíos en el congreso federal de su Unión Demócrata Cristiana (CDU). La mandataria y presidenta de la CDU someterá a votación su política de refugiados, que ha provocado grandes controversias en sus filas y causado una fuerte caída de los conservadores en la intención de voto.

Anteriormente Merkel se dirigirá durante una hora a los cerca de un millar de delegados para defender su actitud de brazos abiertos al cerca de millón de personas que se calcula que llegará este año al país en busca de paz y una vida mejor.

Para Merkel, de 61 años, se trata de uno de los congresos más importantes en sus casi 16 años al mando de los democristianos. En los próximos dos días se verá si los conservadores y su jefa siguen en la misma sintonía.

Afortunadamente para la canciller, en esta ocasión no se renueva la cúpula. Merkel suele superar estas votaciones con más del 90% de los votos. Pero las cosas han cambiado y si tuviera que presentarse a la reelección ahora, la líder germana correría el riesgo de ser castigada por su actitud aperturista hacia los refugiados, que rechazan varios sectores del partido.

La presidencia de la CDU cursará esta tarde a los delegados una moción sobre migración, integración y lucha antiterrorista sobre la cual hasta ahora reina el hermetismo. Los delegados dispondrán de menos de 24 horas para analizarla y contarán con poco tiempo para presentar enmiendas, al parecer una estrategia de la cúpula para evitar un conflicto abierto y enviar en lo posible una señal de cohesión hacia afuera. Mientras que Merkel se sigue negando a poner límite al número de refugiados que siguen arribando a diario al país, tanto Horst Seehofer -líder del partido bávaro hermano de la CDU, la CSU- como la Juventud Democristiana y algunos políticos de peso en la agrupación exigen un tope vinculante.

Si Merkel consigue recabar apoyos para su moción saldría fortalecida de esta crisis. Pero aún así dependerá de un acuerdo para distribuir contingentes de refugiados en la Unión Europea para poder restablecer el orden en Alemania, tal como se lo prometió a los ciudadanos. Y la UE amenaza con desintegrarse justamente por esta cuestión. Merkel no destaca por su oratoria. Pero hoy mucho dependerá de su don de palabra, de la firmeza con que defienda sus convicciones y de su poder de conciliar y tocar el alma de su partido, al que ya en el pasado obligó a abandonar tradiciones y cambiar de rumbo como con el fin de la energía atómica o la supresión del servicio militar. Sin embargo, los detractores de Merkel también han obtenido logros en el tira y afloja por los refugiados. Merkel aceptó la reimplantación del convenio de Dublín por el cual los refugiados pueden ser devueltos al primer país de la UE que pisaron. (DPA)