Admite que hay un boom de la performance y que parece una moda. Pero advierte que no cualquiera cosa lo es. “La performance enmarcada dentro de las artes visuales corresponde a aquella acción realizada o propuesta por un artista que posea un concepto a transmitir”, le dice a LA GACETA Natacha Voliakovsky. La artista, junto a Inti Pujol, dictará el taller de prácticas performáticas y arte de acción, desde hoy y hasta el miércoles, organizado por El Bondi Colectivo, en Tucumán Hostel.
“Personalmente busco develar lo oculto o censurado muchas veces; pongo el énfasis en aquello que no se quiere mostrar y lo explicito”, sostiene la artista durante la entrevista. Voliakovsky es conocida por sus audaces acciones con el desnudo.
- Hay distintos conceptos de performance. ¿Con cuál trabajás?
- Mi formación es proyectual, terminé la carrera de Diseño Gráfico en la UBA, o sea que mi pensamiento responde a la premisa de usar el lenguaje o las herramientas según sea pertinente. Utilizo el cuerpo cuando creo que el concepto que quiero transmitir así lo amerita. No es forzar la expresión al uso del cuerpo. Muchas veces sólo utilizo video o hago instalaciones. Creo que el lenguaje debe tener cierta pertinencia con el concepto. El cuerpo en vivo inevitablemente conlleva en sí mismo la presencia cruda y explícita, eso es lo que me interesa. Además, creo que la identificación que se genera entre la obra y el espectador es mucho más clara y directa, posee menos intermediarios. Personalmente busco develar lo oculto. El uso del cuerpo tiene por objetivo hacer esta marcación mucho más directa y dura, sin dejar que la obra de arte se vea atravesada por planteos ornamentales o de representación no necesarios, según mi criterio.
- La performance tiene gran tradición aquí. Muchos creen que cualquier acción es performance.
- Considero que actualmente la performance como género está muerta, al igual que todos los géneros, pero siempre caemos en la necesidad de clasificar, ¿no? Porque de alguna manera nos lo demandan, es lo que se espera. Creo que la elección del lenguaje tiene que responder a la necesidad de la pieza. Luego de la Bienal que se llevó a cabo este año en Buenos Aires y del boom a nivel mundial, es entendible que sea un término de moda, y que su utilización se propague como cualquier concepto fashion. La palabra performance viene del idioma inglés y se refiere al desempeño. Si tomamos literalmente el concepto, claro que cualquier cosa es una performance. Sin embargo, la performance enmarcada dentro de las artes visuales corresponde a aquella acción realizada o propuesta por un artista que posea un concepto a transmitir. Esta es mi opinión al respecto.
- ¿Trabajás algún estilo? ¿Cuáles son tus acciones preferidas?
- No me considero dentro de ningún estilo. Trabajo sobre la construcción del proceso y la incertidumbre envuelta en cada acción. Pretendo incluir al espectador en la obra. Busco la representación de lo sublime a través de la presentación de aquello que no lo es. Tengo un explícito interés en mostrar lo rechazado, y contrapuesto al aparente ideal estético que tiene la obra de arte en general. Recientemente finalicé una obra en El Cultural San Martín, donde expuse mi recuperación tras someterme a varias cirugías estéticas. Esta contradicción entre el proceso horrible y doloroso, y la instancia posterior de “belleza”, pasando por un proceso intermedio de incertidumbre, donde no se evidencia el resultado, es lo que me interesa trabajar, como un estado de interferencia. Pretendo iluminar lo que se pretende ocultar. Y creo que este proceso subraya la finitud del hombre, algo así como la incompletud de la obra, porque se necesita de tiempo para verla. Esta ambigüedad sobre la transformación hace referencia a cierta sensación de malestar que me interesa trabajar. Mi trabajo siempre tiene algo de molesto.