Urgido por las deudas, no le quedó otra que recurrir a ese señor que ofrecía prestar dinero. Lo visitó, recibió la plata sin firmar ningún tipo de papel y entregó la tarjeta de débito con la que cobraba el plan social que recibió hace un par de años. Todos los meses se encontraban en la puerta de un banco. El supuesto empresario se quedaba con el valor de la cuota y le entregaba el resto del dinero. Un día el hombre se levantó feliz. Pensaba que ese día, después de mucho esfuerzo y de pasar miseria semanas enteras, saldaría la deuda. Pero no fue así: el hombre que antes de entregar el dinero parecía un amable ejecutivo se sacó la piel de cordero y mostró todos sus dientes y garras. Allí le avisó que aún no le había pagado ni la mitad de lo que le había prestado. El deudor quiso protestar y, a partir de ese momento, su vida se transformó en una tormenta de amenazas y golpes. Todo terminó cuando decidió presentarse a la Justicia.

La denuncia de esta víctima tuvo un final insospechado para el fiscal Diego López Ávila, que llevó adelante la investigación, ya que logró desbaratar una red de usureros integrada por hasta cuatro bandas que se dedicaban a prestar dinero y estafar a sus acreedores. Por el hecho fueron detenidos tres mujeres y tres hombres, aunque no se descarta que en los próximos días terminen más personas encerradas en los calabozos.

Descifrar estas maniobras, según reconocieron fuentes judiciales, duró más de un año. Incluyó horas de escuchas telefónicas -y su posterior desgrabación-, seguimiento de los acusados y el análisis de horas de imágenes tomadas de las cámaras de seguridad ubicadas en los cajeros automáticos de diferentes bancos de la provincia.

Con ese trabajo, López Ávila logró establecer cómo era la operatoria que realizaban los usureros para captar clientes, y cómo entregaban el dinero y cobraban las cuotas a los que por esos entonces eran clientes, pero que en realidad terminaban siendo estafados.

Sorpresa

Con esos elementos en su poder, el fiscal realizó 12 allanamientos en Alderetes, Las Talitas, Tafí Viejo, Lules y en la capital. Se encontraron más de 240 tarjetas de débito con las que les cobraban a los deudores el dinero que le habían prestado. También, según confiaron fuentes judiciales, hallaron títulos de automotores, formularios 08 de automóviles y motocicletas firmados en blanco por las víctimas. Descubrieron además hipotecas y boletos de compraventa de inmuebles. Algo muy llamativo es que lograron rescatar un expediente judicial. Todos estos documentos eran utilizados como garantía, es decir, si el cliente no cumplía después de un plazo establecido por ellos, los ejecutaban.

Luego de ser aprehendidos por la Policía, los sospechosos declararon ante López Ávila. A todos les imputó los delitos usura reiterada, estafa reiterada, amenaza de muerte reiterada y coacción agravada. A uno de ellos también se lo acusó de sustracción de instrumento público en una denuncia de usurpación por la vivienda en la que estaba residiendo.

Una de las detenidas logró que la Justicia le concediera el arresto domiciliario, ya que tiene un hijo de menos de dos años y no tiene quién se haga cargo del menor durante dure su encierro.

El fiscal no sabe cuántas son las víctimas de esta red y si todas, o la mayoría de ellas, son beneficiarias de planes sociales. Por ese motivo, solicitó a todas las personas que realizaron acuerdos con los estafadores a que se presenten en la fiscalía IV de Instrucción para denunciar los casos.

En su investigación tratará de confirmar sus sospechas. Si bien es cierto que se trata de bandas diferentes, no descarta que hayan trabajado de manera conjunta. Él detectó tres, pero tiene claros indicios de que hay una cuarta que ya había sido desarticulada a principio de mes de una manera insólita.

El viernes 4 de diciembre, en un shopping de Yerba Buena, a los clientes les llamó poderosamente el tiempo que llevaba una pareja al frente del cajero automático del lugar. La demora no era porque desconocían el sistema, sino porque no se cansaban de realizar extracciones. Ingresaban una tarjeta y sacaban dinero, una y otra vez. Llamaron al Servicio 911 y los uniformados descubrieron la operatoria.

Al requisarlos, descubrieron que tenían en su poder 29 tarjetas de débito y $ 40.000 en efectivo. Los plásticos que utilizaban tenían borrados los nombres de sus titulares y en el dorso escrito las claves personales de cada una de ellas.

A través de las escuchas telefónicas que se realizaron en los últimos tiempos, los pesquisas habrían descubierto las voces y datos personales de esos sospechosos. Por ese motivo, López Ávila le pediría a al fiscal Arnoldo Suasnábar, que investigó ese hecho, que le transfiriera esa causa para que él sea quien desarrolle la investigación.

Gran patrimonio

Los pesquisas también se sorprendieron por el nivel de vida que llevan los acusados. Al parecer, según comentaron las fuentes consultadas por LA GACETA, eran de origen humilde, pero al dedicarse a este negocio espurio tuvieron un impresionante crecimiento económico en muy poco tiempo.

Si bien es cierto que en la Justicia no sabe cuál era la tasa de interés que cobraban los usureros, voceros del mercado financiero paralelo hablan que llegaban a ser de hasta el 20 % mensual, según el monto que solicitaban los clientes, el plazo del pago, las condiciones económicas del solicitante y su necesidad. Por ejemplo, un hombre que pedía $ 1.000 a devolver en 24 meses, tenía que devolver $ 3.400 sólo de intereses.

Además, los detenidos o terceros contratados por ellos, se encargaban de cobrarles a los morosos. Comenzaban con la buenas, pero si no obtenían respuestas, continuaban con las malas. Amenazas de muerte, golpes y ejecución de los documentos son las medidas que tomaban para cumplir con su objetivo de quedarse con el dinero de la gente necesitada.

Consejos

- Nunca concurra al mercado financiero paralelo a solicitar un préstamo, por más necesitado que este.

- Si concurre a una financiera, averigüe si está autorizada a operar por el Banco Central.

- Jamás firme ningún contrato en blanco.

- Nunca estampe su rúbrica en un documento que no haya leído detenidamente.

- Si no entiende qué es lo que le están por hacer firmar, pida asesoramiento a un entendido. Siempre habrá un conocido dispuesto a ayudar.

- Antes de cerrar un acuerdo por un préstamo, ya sea en un banco o en una financiera, compare las tasas de interés que le cobrarán.

- Si no le queda otra que recurrir al sistema paralelo, averigüe bien los antecedentes de las personas a la que le está por pedir dinero.

- Tenga cuidado a la hora de fimar documentos en blancos como pagarés.

- Nunca ponga de garantía inmuebles, automóviles, motocicletas o cualquier otro bien. Busque la persona que no le exija ese requisito.

- Jamás entregue por ningún motivo su tarjeta a personas extrañas.

- Cambie su clave periódicamente.

- Nunca revele su número de clave.

- Si recibe amenazas, denuncie inmediatamente la situación a la Policía.

- Nunca tenga escrita o grabada la clave en el dorso del plástico, en su celular ni en papelitos que guarda dentro de la cartera o billetera.

- Por cualquier problema, llame al servicio 911.

CÓMO OPERAN

- La persona que presta dinero convoca a un encuentro con el cliente. Le ofrece el dinero y pide a cambio la tarjeta de débito.

- En el acuerdo el prestamista nunca pone por escrito cómo es el sistema de devolución y cuánto es lo que tendrá que devolver.

- Otros, además de retenerle la tarjeta de débito, exigen que le firmen en blanco un título de un bien como garantía de pago.

- El usurero a veces se cobra el dinero de la cuota y le entrega el resto al deudor. También le puede quitar todo lo que tiene por la deuda.

- El prestamista guarda el plástico, pero le borra el nombre y le escribe la clave en el dorso. Lo hace para no levantar sospecha.

- En caso de incumplimiento de pago, comienza a “apurar” al deudor para que regularice su situación cuanto antes.

- Si sigue sin cumplir, el usurero contrata a alguien para amenazar y castigar al deudor o ejecuta los documentos en blanco que firmó.