MANUEL RIVA / LA GACETA

El cochero Carmelo Ciccio conducía su coche por el boulevard Sarmiento. Al llegar a la cuadra comprendida entre 25 de Mayo y Laprida, un hombre le hace señas y acerca su vehículo al cordón para que el pasajero suba. Las cosas iban bien. El extraño le pidió que siga hacia el oeste por el mismo camino. Eran las 23 de uno de los primeros días de abril de 1925 y el relato de LA GACETA sigue así: Ciccio continuó por el boulevard Sarmiento de acuerdo a las órdenes del pasajero hasta cruzar el boulevard Mitre siguiendo hasta cerca de los cuarteles militares. En ese momento las cosas se pusieron difíciles para Ciccio.

La crónica relata los hechos: el pasajero, sin decir palabra, desenvainó un cuchillo que llevaba consigo y lo hundió en la espalda del desventurado e inocente cochero. El agresor desconocido pretendió aún herir más a su víctima, pero no lo consiguió debido a que Ciccio, haciendo un gran esfuerzo, logró escapar y llegar hasta la comisaría de Villa Luján donde comunicó el hecho. Un destacamento de personal de la comisaría se trasladó inmediatamente al lugar del suceso, pero nada pudo hacer debido a que el criminal, presintiendo lo que iba a ocurrir dióse precipitadamente a la fuga sin que se haya sabido nada de él. 

La historia parecía destinada a quedar sin culpable y con el pobre cochero malherido. En los días posteriores se relataron los difíciles momentos pasados por el conductor: tuvo que pelear entre la vida y la muerte durante más de tres meses, hasta que, por fin, logró salvar su vida; aunque los médicos le prohibieron en forma absoluta toda clase de movimiento bruscos y trabajo fuerte, hasta que cicatricen, interiormente, todas las heridas.

De tal manera que Ciccio no pudo trabajar por un tiempo largo debido a ese ataque producido por el extraño.

La historia parecía que iba quedar como otro crimen inconcluso. La noticia fue distinta el 12 de diciembre y se título así: Ha sido capturado un sujeto que realizó un atentado criminal en el mes de abril. La crónica, luego de recordar los hechos ocurridos ocho meses antes, señalaba: el suceso quedó en el mayor misterio, debido a que la agresión se consumó en forma inesperada, a traición y a que el agredido no había visto hasta entonces al sujeto que forma extraordinariamente rara lo había herido.

El trabajo policial en muchos momentos fue por caminos sin salida, la búsqueda del atacante se tornaba complicada y era como buscar a un fantasma ya que no se tenían datos de él.

Varios meses sin noticias

Al parecer, varios meses después una pista llegó hasta los pesquisas, encabezados por Segundo Bustamante, que permitió solucionar y encontrar al culpable del desconocido atacante. Según nuestro diario, después de establecer el paradero del presunto delincuente una comisión policial se trasladó hasta Estación Aráoz y se presentó en unas cortadas de materiales donde encontró al sujeto que buscaba, llamado Carlos (a) “El Catamarqueño” Martínez, quien fue el que hirió a Ciccio y no tuvo escrúpulos en declarar después lo ocurrido a un núcleo de personas, burlándose de la policía. La mofa, como se ve, no le ha sentado muy a paladar. El detenido no se resistió y fue conducido hasta San Miguel de Tucumán y fue encarcelado en la guardia de la División de Investigaciones.

El cronista señalaba: desde ya se sabe que ha herido a Ciccio porque sí, sin haber tenido causa alguna ni cambio de palabra que justifique la agresión. Por otra parte, Ciccio y Martínez no se conocían ni habían antecedentes entre ellos.

Un extraño ataque que se produjo sin una razón: el agresor nunca dio explicaciones.