El cambio llegó al Congreso de la Nación. Los empleados y periodistas acreditados del parlamento observaron que ya en la primera actividad del nuevo Gobierno se modificaron los simbolismos políticos y partidarios.

“Los pasillos solían estar colmados de militantes, al igual que los palcos y hasta las escaleras de estos pisos”, explicó un empleado legislativo que pidió no identificarse, pero que lleva 30 años trabajando en el edificio.

El hombre se refería a los militantes, principalmente de La Cámpora, que supieron copar las instalaciones en sesiones en las que se debatían leyes polémicas. También se adueñaban de los espacios cuando la ahora ex presidenta, Cristina Fernández, hablaba ante los parlamentarios nacionales. Pancartas, papel picado, gritos, silbidos, “chicanas” y cánticos contra los opositores les daban color a los discursos presidenciales kirchneristas en el Congreso. Nada de eso sucedió ayer por la mañana.

La asunción de Mauricio Macri se dio en el marco de una ceremonia austera y sencilla. Algunos hasta la calificaron de aburrida.

Sólo se escucharon aplausos en las pausas durante los apenas 28 minutos que duró la alocución del nuevo jefe de Estado. No hubo puesta en escena ni movilización dentro del edificio. Sólo algunas remeras amarillas en los palcos y el grito de “sí, se puede” cuando Macri terminó de hablar. Mientras algunos de los presentes festejaban lo “aburrido” del discurso (por lo corto y sobrio), otros comenzaron a comparar las palabras que durante horas podía llegar a pronunciar Cristina Fernández -sin ayuda de ningún escrito- con las dificultades que mostró Macri para hablar en público (incluso leyendo).

Los opositores, que hasta el miércoles eran oficialistas, oyeron en silencio el discurso presidencial, mientras que los ahora oficialistas, hasta el miércoles opositores, aplaudieron hasta el hartazgo a su líder político. En diálogo con LA GACETA, el líder radical Ricardo Alfonsín afirmó que el país necesita de la humildad de los dirigentes políticos para salir adelante y consolidar la democracia. Antes de pasar a presenciar la asunción, el hijo del ex presidente Raúl Alfonsín criticó la postura del kirchnerismo ante el traspaso de mando. “Es lamentable lo que sucedió. Son hechos pequeños, que parecen insignificantes, pero que pueden dañar seriamente las instituciones. Además, nos deja mal parados ante el exterior, que observa cómo las instituciones del país se deterioran”, sostuvo. Respecto de la postura de algunos diputados de no bajar al recinto, Alfonsín dijo que le parecía una actitud desafortunada y mezquina.

Un Macri ajustado al protocolo cerró un acto rápido, que culminó apenas terminó de hablar. Segundos después ya iba camino a la Casa Rosada. La Asamblea Legislativa cerró entre ese cambio que descolocó a los parlamentarios más viejos y un tufillo de ruptura en el bloque del Frente para la Victoria de Diputados: varias decenas no respetaron el mandato partidario y aplaudieron a Macri en el recinto. Todo, interpretaron en el Palacio de las Leyes, es parte del cambio.