Si un desprevenido desconociera la identidad de Juan Manuel Azconzábal, a primera vista creería que el técnico de Atlético se dedica al comercio vía teléfono, algo así como un telemarketer. Su celular parece estar a punto de derretirse. No descansa, al punto que la batería pide cambio cuando el día todavía no entró en su segunda vuelta.

La crueldad del rubro hace que sus vacaciones estén repartidas entre la ardua misión de repatriar viejos solados a su plantel y moverse como en sus épocas de defensor, pero con el fin de cumplir su rol de padre de Juan Ignacio y Juan Francisco y esposo de Melina. “La familia lo entiende”, dice desde La Plata el técnico de Atlético. Su tono camina por el túnel de la resignación, pero, trabajo es trabajo, plantel es plantel y familia es familia.

Si Azconzábal está tan metido en el rearmado del futuro grupo que afrontará una nueva etapa en el fútbol de Primera, es por algo. Dejar detalles al azar sería como jugar a la ruleta rusa con todo el tambor del revólver cargado. “¿Descansar? Es casi imposible”, dice en tono de broma aunque con palabras firmes el nacido en Junín, que abre el juego de lo que es su vida feliz, hoy en día. Haber llevado al “decano” a la máxima categoría no fue sencillo. Tampoco lo será su estadía. Entonces, la obligación de su parte y de los negociadores es mayor. “Necesito que se pueda sostener la base de jugadores que más minutos jugó esta temporada”, reconoce ya públicamente.

Azconzábal quiere sí o sí a la base, y en esa base del campeón está Guillermo Acosta, quien expresó que su idea es seguir, pero: “con un contrato del fútbol de Primera”. Desde el Monumental aseguran que la relación Acosta-Atlético seguirá por varios años más. Todos contentos, entonces.

Y si pidió mantener la columna vertebral el entrenador, también solicitó refuerzos. “Los necesito en todas las líneas”, precisa “Vasco” sin dar detalles, en un canto tan manso y protocolar como si fuera un embajador con años encima en la profesión. La cosa no empezó bien, pero no cayó en un pozo ciego. Hubo intentos por Gervasio Núñez, Mario Bolatti y Fernando Zampedri, entre otros. Salvo el del cordobés Bolatti, el resto no murió aún, así como otras propuestas que Atlético acercó a equipos y a futbolistas que necesita incorporar.

Ahora, ¿cómo reparte el día a día Azconzábal en su casa? La perinola vuele a girar y cae en el mismo punto. “Entre la familia y el fútbol”, acepta quien sabe qué es lo que quiere para las fiestas de fin de año, llámese Navidad y Noche Vieja. “Vamos a intentar estar con todos los seres queridos, pero no definí nada aún”, dice sobre los escenarios de próximos encuentros familiares.

Reunión en Balcarce

“Te tiro la primicia”, ahora sí saca el as de la manga el “Vasco” y hace una pausa. Hablará de la confirmación de la sede de la pretemporada, que tampoco es novedad. Lo que continúa, sí lo es.

“Arrancamos el 4 de enero directamente en Balcarce”. Chan. Por el “José Fierro”, salvo colaboradores que se encargarán de trasladar el material de trabajo, no pasará ningún “decano” más.

Es mejor así, piensa Azconzábal. “Si voy a Tucumán pierdo dos días de trabajo”, argumenta. Teniendo en cuenta que todo el esfuerzo deportivo y económico de un año se decidirá en seis meses en el Torneo de Transición, regalar 48 horas en un viaje no vale la pena.

Y se va la charla pero regresa la consulta: ¿Cuándo descansa el técnico? “Cuando duerme, sólo cuando duerme, ja, ja, ja”, firma el “Vasco”, que algo entiende del tema.