“Ahora escucho tu voz y antes, escuché sólo tu llanto”. Mario Bravo relató conmovido a una radio de su pueblo (Las Rosas, Santa Fe) este fragmento de diálogo que mantuvo con su madre por teléfono. Fue una de las primeras veces que hablaron. Hace 40 años, a las horas de nacer, él fue arrancado de sus brazos en uno de los centros clandestinos de detención y exterminio de Tucumán.
Bravo es el sexto niño apropiado durante el terrorismo de Estado que tiene alguno de sus padres vivo (en la mayoría de los casos, los progenitores permanecen desaparecidos). Es, además, el segundo chico nacido en Tucumán y cuyos padres fueron secuestrados que puede conocer su verdadera identidad (el primero fue Juan Cazorla, en 2007). Hoy conocerá a su mamá y a las 16 se dará una conferencia sobre su caso en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo en Buenos Aires.
Atar cabos
Juan nació en cautiverio, en Tucumán en algún momento a principios de 1975. La identidad de su mamá se resguarda porque es sobreviviente y porque testificó durante uno de juicios por delitos de lesa humanidad. Según Mario reveló en declaraciones a FM Renacer, fue notificado hace 10 días de la coincidencia genética. En paralelo, Abuelas de Plaza de Mayo se había puesto en contacto con su madre y ella quiso conocerlo de inmediato.“Pasó dos años secuestrada. Hablé toda la semana con ella. Esta rememorando todo, reviviendo cosas desgarradoras y también el temor. Dice que en Tucumán no están presos todos (sus captores)”, expresó Mario.
“No podía buscarme en esas épocas (tras ser liberada) porque estaba amenazada y con el agravante de que seguía un represor, como (Antonio Domingo) Bussi, electo en el Gobierno. Ella en 2007 comienza su búsqueda, se anima por medio de Abuelas a buscarme y lo primero que hace es dar su sangre al banco de datos genéticos. Ella me esperó siempre”, precisó.
Mario afirmó que él tenía dudas y recurrió a la filial de Abuelas en Rosario. Entregó sus muestras y tuvo varias entrevistas hasta que le confirmaron el resultado.
Grafica la ardua tarea de los organismos de defensa de los derechos humanos de esta manera: “vos llegás, contás tu historia y los cabos sueltos que tenés. Bueno, ellos atan esos cabos”.
En Tucumán, Alejandra García Aráoz ( APDH) y Natalia Ariñez (Hijos) son las referentes locales de Red por la Identidad, que funciona como nexo con el Estado Nacional, en la búsqueda de identificar a las víctimas del terrorismo de Estado.
“Estamos muy felices y emocionados. Mario es uno de los tantos que se acercan con dudas sobre su identidad. El trámite es muy simple. Es gratuito y, sobre todo, confidencial. En el caso de Mario, él decidió contarlo”, relata Ariñez. Ella ha efectuado decenas de entrevistas con hombres y mujeres nacidos entre 1974 y los primeros años de la década del 80’. Afirma que las dudas y los llamados se multiplican cuando salen noticias como esta o se acercan las Fiestas (el teléfono para contactarse es 0381-156351836).
A lo largo de los 11 juicios que se desarrollaron en Tucumán, se conocieron estremecedores relatos de la violencia ejercida contra las mujeres, muchas de ellas embarazadas, en los centros clandestinos. De hecho, son al menos 15 las embarazadas que permanecen desaparecidas.