Estar fuera del país y en espera de un transplante de órganos es un problema complejo. Las dificultades se acrecientan para los familiares por los impedimentos legales. El tucumano Roque Masso trabaja en Las Bambas, una mina de cobre ubicada en el departamento de Apurímac, en Perú. El 10 de octubre sufrió una descompensación. En helicóptero lo trasladaron hasta el aeropuerto de Lima (capital peruana). Desde allí fue llevado en ambulancia a un instituto cardiológico. Fueron 11 horas que deterioraron su corazón.
Desde aquel día no pudieron compensarlo lo suficiente como para realizar el traslado hacia Tucumán. Ahora su situación es delicada. Encabeza la lista de espera para la donación de órganos.
Para colmo ningún argentino puede ser donante, porque la ley lo prohíbe. Sólo puede recibir un órgano de un argentino residente en Perú con ciudadanía de ese país o bien de un ciudadano peruano.
En la lista
El paciente es hermano de Federico Masso, dirigente de Libres del Sur y actual funcionario de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán. “Nos movemos por todos lados para que aparezca el corazón peruano para poder hacer el transplante. Anoche hablé al consulado peruano, porque todo es muy difícil en cuanto a la difusión”, explicó.
El paciente tiene 53 años, está casado con Clara Beatriz Orellana y es padre de tres mujeres. Antes de llegar a Perú trabajó en la Minera la Alumbrera. Es licenciado en Seguridad Laboral.