MOSCÚ/ANKARA.- Un día después del derribo de un cazabombardero ruso Su-24 por fuerzas turcas, Rusia anunció ayer el despliegue de misiles antiaéreos en la frontera con Turquía, que paralelamente desplazó 18 aviones F-16 a su lado del límite, disparando la tensión entre ambos países.
La decisión rusa fue anunciada por Dimitri Peskov, portavoz del Kremlin, quien aclaró que se trata de sistemas S-400, dotados de radares y capacitados para interceptar y destruir ojivas de misiles balísticos.
El anuncio se produce después de que uno de los aviones rusos, que participa en la operación militar en Siria, fuera derribado por cazas turcos, luego de que -según Ankara- ingresara en espacio aéreo de Turquía, versión que niega Moscú y que indignó a los rusos en general.
Por otra parte, una fuente militar diplomática reveló a la agencia RIA Novosti que el buque portamisiles Moskva, llegó a su posición en el litoral de Latakia (Siria) para proteger a los aviones rusos “ante cualquier objetivo peligroso”.
También ayer, el Estado Mayor turco mandó a la frontera con Siria una patrulla aérea integrada por cazas F-16. Además, el mando militar envió a la provincia occidental de Hatay, en la frontera siria, otros 20 tanques, que llegaron a la ciudad turca de Gaziantep.
Previamente, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan había afirmado que su país “no desea ninguna escalada” después de haber derribado el avión ruso, pero el despliegue de fuerza militar y la catarata de declaraciones y acusaciones mutuas empujan una crisis diplomática y una tensión bilateral de alcances imprevisibles.
Tranquilidad
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, instó por teléfono a su colega ruso Serguei Lavrov a reducir las tensiones en la disputa de Rusia con Turquía.
La canciller alemana, Ángela Merkel, se manifestó en contra de que se agrave el conflicto en Siria y pidió a las partes enfrentadas “hacer todo para evitar una escalada”. (DPA-Reuters)