Todavía no se determinó quiénes atacaron al motociclista Héctor Ricardo Toledo hasta provocarle la muerte: si fueron perros callejeros o animales de raza, que tienen sus dueños y que viven en la zona. El hombre de 59 años falleció poco después de ser agredido a mordiscones, en el barrio Ibatín de Monteros, el martes a la mañana.

El fiscal de Instrucción del Centro Judicial Monteros, Jorge Carrasco, quiere determinar si existió alguna responsabilidad en el brutal ataque que sufrió Toledo. Por eso, ordenó una serie de medidas. “Estamos esperando los resultados de una serie de informes solicitados, principalmente de la autopsia”, comentó el fiscal. En ese sentido, remarcó que intenta identificar a todas las personas que viven en la zona y establecer a quién pertenecen los animales que cometieron el ataque.

La esposa de Toledo, Marta Díaz, había planteado la posibilidad de que su marido no haya sido muerto por perros callejeros, sino por los canes de raza que viven en una ladrillera de la zona y que estarían entrenados para cuidar. Personal de la Fiscalía recorrió el barrio y confirmó que en la zona existen animales vagabundos, así como los perros de la ladrillera. “Es común ver en la zona una gran cantidad de animales. No podemos descartar ninguna hipótesis”, comentó Carrasco. El fiscal también adelantó que mañana les solicitará a las autoridades municipales que tomen medidas al respecto. “Que estos animales sigan en ese lugar es un riesgo en potencia, nada nos puede dar la certeza de que esto no vaya a repetirse”, alertó.

“Nadie se ocupa”

Consultada sobre el caso, la veterinaria Rosandra Molina explicó que el ataque mortal pudo haber sido cometido por cualquiera de los animales de la zona. “Si los perros de la calle están hambrientos, esto puede pasar. Los perros se masifican y siguen a un macho alfa, ese es el mecanismo de conducta de la jauría. Y si un perro agarra al hombre, los otros van a imitar su conducta”, dijo.

“El perro puede atacar por muchos motivos. Uno nunca sabe cómo va a reaccionar el animal. No necesariamente tiene que ser un perro malo para que agreda. Por eso hay que proteger al animal, pero también defender los derechos del transeúnte; hay responsabilidades que le competen al dueño”, agregó la veterinaria.

Molina también remarcó que el problema de los perros callejeros no es exclusivo del interior de la provincia, sino que en la capital se presenta la misma situación. “Si bien en la ciudad han disminuido los perros callejeros, en los barrios periféricos es impresionante la cantidad de animales que hay; he contado hasta 16 o 17 perros por cuadra”, destacó la veterinaria, que recorre permanentemente la ciudad en busca de animales abandonados.

“La gente tira las cajas con cachorros por todos los sitios baldíos. El tema de los perros callejeros es un problema del que nadie se ocupa”, protestó.