El Carlos Tevez bueno fue el que hizo los dos golazos que prácticamente ganaron el partido ante Argentinos, 3 a 1. El malo fue el que llegó completamente a destiempo a trabar una pelota y terminó provocándole una doble fractura a Ezequiel Ham. El feo quizás haya sido el que, sin querer, chocó con Luciano Cabral y lo dejó con sangre en la nariz en una acción enredada.

Como se puede apreciar la estrella más reluciente de Boca lo hizo todo pero esta vez, el “todo” incluyó tristes episodios dentro de un partido que pareció un película del lejano oeste. El bueno, el malo y el feo, la joya de Clint Eastwood, se redujo a una sola persona: Carlos Tevez. El estadio de Argentinos fue esa cantina con puertas vaivén donde bastaba con una mala mirada para que arranque la pelea. Sí, solo pelea porque de fútbol, a pesar de los cuatro goles, pudo verse poco. Todos parecían más predispuestos a un duelo en plena calle de tierra más que a jugar. Antes de la lesión de Ham (por la que Tevez no recibió ni una amarilla), Reinaldo Lenis dijo que Nicolás Lodeiro le gritó el primer gol del partido al son de “negro de mierda”. El mismo improperio por el cual es víctima por estas horas el hombre de Fuerte Apache.

“Fue a pegarle a propósito”, dijo Néstor Gorosito. “Fue una jugada normal”, agregó Rodolfo Arruabarrena en medio de una balacera que continuó tras el triunfo. Cada declaración pos partido en nuestro fútbol parece acomodada a la conveniencia propia.

“Fue sin intención”, dijo Tevez que otra vez, hizo todo. Lo bueno, lo malo y lo feo.

¿Deberían sancionar de oficio a Carlos Tevez?