BELI MANASTIR.- Los gobiernos de Hungría y Croacia intercambiaron amenazas, mientras miles de inmigrantes exhaustos llegaban a sus fronteras, profundizando el caos en Europa sobre cómo gestionar esta marea humana. Más de 20.000 inmigrantes, muchos de ellos refugiados de la guerra de Siria, han entrado Croacia desde el martes, cuando Hungría usó una valla metálica, gases lacrimógenos y cañones de agua en su frontera Sur con Serbia para impedir su ruta de entrada a la Unión Europea.
Los líderes de la UE, que están profundamente divididos, se reunirán el miércoles en un nuevo intento por llegar a un acuerdo sobre cómo y dónde distribuir a 160.000 refugiados entre sus países, pero las posturas de algunos de los nuevos miembros del bloque no parecen muy amables. Hungría, donde el Gobierno de derecha de Viktor Orban se ha comprometido a defender una “Europa cristiana” en contra de los inmigrantes, principalmente musulmanes, acusó a Croacia de “violar la soberanía de Hungría” mediante el envío de autobuses y trenes repletos de inmigrantes hacia su frontera común.
Y advirtió que podría bloquear la adhesión de Zagreb al espacio europeo Schengen, en el que no es necesario mostrar el pasaporte al cruzar la frontera. “El Gobierno de Croacia ha mentido de forma continua en la cara de húngaros, croatas, de la UE y sus ciudadanos”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores Peter Szijjarto. “¿Qué tipo de solidaridad europea es esta?”.
El primer ministro croata, Zoran Milanovic, respondió que, a diferencia de Hungría, su Gobierno no usaría la “fuerza bruta” para frenar a la gente ni tampoco hará que se queden en contra de su voluntad. Los autobuses y los trenes seguirían marchando hacia Hungría, insistió. “Los obligamos a aceptar los inmigrantes, enviando a gente allí. Y vamos a seguir haciéndolo”.
Croacia, una nación de 4,4 millones de habitantes que forjaron un Estado independiente tras la guerra de 1991 a 1995, se encontró sorpresivamente en el camino del mayor éxodo de personas hacia el oeste desde la Segunda Guerra Mundial. El viernes, Milanovic dijo que el país no podría lidiar con el flujo de inmigrantes y que simplemente los dejaría seguir su ruta.
Casi 500.000 personas han cruzado el Mediterráneo hacia Europa en lo que va de este año, y con una creciente frecuencia deciden atravesar el mar desde Turquía hacia Grecia y luego hacia los empobrecidos países de los Balcanes, de los cuales Croacia y Eslovenia pertenecen a la UE. Una niña de unos cinco años murió ayer, junto a otras 13 personas que se habrían ahogado, cuando la embarcación en la que viajaban zozobró frente a la isla griega de Lesbos. Un segundo grupo de 40 personas exhaustas alcanzó la isla en una pequeña balsa tras un traumático viaje desde Turquía, tras haber remado durante la noche con sus propias manos para atravesar 6 kms de mar, por una falla en el motor. Unos 4.700 inmigrantes fueron rescatados frente a las costas de Libia cuando intentaban llegar a Europa. (Reuters)