Jane E. Brody / The New York Times
JoAnn Okin sabía aplicar la maniobra de Heimlich. Esta vecina de 69 años de Kingston, Nueva York, la había empleado exitosamente en otras personas que se estaban ahogando. Sin embargo, no pudo salvar a su marido, Stuart, cuando un pedazo de comida se alojó en la profundidad de su tráquea el mes pasado.
A los paramédicos, que llegaron en pocos minutos, no les fue mejor. Incapaces de insertar un tubo de respiración más allá de la obstrucción, administraron oxígeno de alta presión, pero Stuart Okin sufrió rápidamente paros respiratorio y cardiaco y murió el día que cumplió 72 años de edad.
Los médicos tranquilizaron a JoAnn Okin: ella había hecho todo bien, pero la maniobra de Heimlich no funcionó debido a que la obstrucción fue demasiado abajo..
Lo que la gente rara vez sabe son los muchos casos en que la Heimlich no logra desalojar algún objeto que obstruye la respiración de una persona. Con demasiada frecuencia, cuando ocurre esto, la víctima muere.
Con lo buena que resulta frecuentemente esta técnica en situaciones de emergencia, difícilmente es perfecta, y diversas circunstancias pueden dar como resultado el fracaso para salvar a una persona que se está ahogando. Rara vez, por ejemplo, puede alojarse un gran trozo de comida en el esófago, que entonces comprime el tracto respiratorio pero ocasiona que la Heimlich no sea efectiva porque el objeto obstructor no está realmente en la tráquea.
Saber cómo actuar puede salvar una vida.
Técnica
La maniobra recibe su nombre del Dr. Henry Heimlich, cirujano torácico que, tras probar el procedimiento en perros, la introdujo en 1974 como una técnica de emergencia para ayudarles a las miles de personas, desde infantes hasta centenarios, que repentinamente no pueden respirar porque sus vías respiratorias se bloquearon por un bolo de comida o por algún otro objeto. La técnica se apoya en que existe una reserva de aire en los pulmones; el aire debe ser expulsado mediante un rápido empujón ascendente sobre el diafragma, con fuerza suficiente para sacar el objeto obstructor.
Es una técnica sencilla que la mayoría de la gente puede aprender y aplicar. Parado detrás de la víctima, el rescatista debería cerrar un puño y colocarlo, con el pulgar hacia el abdomen de la víctima, justo debajo de la caja torácica y arriba de la cintura. Se debe sostener el puño con la otra mano y aplicar hasta 10 impulsos o empujones hacia arriba y hacia adentro. Si falla el primer intento por desalojar la obstrucción, grite para que alguien llame al 911 e inténtelo una vez más.
El tiempo es vital: tras cuatro minutos de privación de oxígeno, es probable que se produzca daño cerebral en el caso de que la persona logre respirar luego.
Las víctimas también
Las víctimas de ahogamiento también deben saber qué hacer: Si usted no puede toser, hablar o respirar, debería agarrarse la garganta, captar la atención de alguien cerca de usted y, si le preguntan si se está ahogando, asentir para transmitir “sí”. El mayor error de víctimas que se ahogan es salir corriendo al baño para evitar la vergüenza.
Se puede reducir el riesgo de ahogamiento cortando la comida en trozos pequeños, evitar el consumo excesivo de alcohol antes o durante comidas, masticar lenta y completamente antes de intentar tragar (si algo no puede ser masticado en la medida suficiente para ser tragado de manera segura, escúpalo en una servilleta), y no hablar o reír mientras se mastica y traga.
Nunca se debería permitir que los niños caminen, corran o jueguen cuando tienen comida en la boca. Siempre deberían estar sentados cuando coman cualquier cosa.
Último recurso
Cuando fallan todos los intentos por rescatar a una víctima que se ahoga y la ayuda médica de emergencia no está disponible, existe un tratamiento de último recurso: una cricotirotomía, que es más fácil y rápida de practicar que una traqueotomía.
Con la víctima acostada totalmente, incline la cabeza hacia atrás y ubique la prominencia de la manzana de Adán. Con un cuchillo afilado, haga una incisión horizontal de media pulgada o poco más de un centímetro de profundidad entre la manzana de Adán y la prominencia 2.5 centímetros debajo de ella, el cartílago cricoides. Inserte algo como una pajilla o el forro de un bolígrafo (primero quite el cartucho de tinta) y sople en él.
En caso que la vida de alguien dependa de su habilidad para hacer esto, revise una descripción ilustrada del procedimiento en: www.tracheostomy.com/resources/surgery/emergency.htm.